Si bien, Nuevo León cuenta con infraestructura básica para dar alojamiento temporal a los migrantes que transitan por la entidad, en realidad es su gente la que no está preparada para darle cabida a éstos entre la sociedad, ya que para mucho de ellos el migrante es "invisible", aseguró Katy Cavazos, activista y especialista en temas de migración.
"Estoy segura de que Nuevo León no está todavía al cien por ciento capacitado para atender la migración, pero no me refiero a infraestructura, sino a la manera que tienen las personas de Nuevo León de tratar que son de otras partes, incluso la misma migración interna de San Luis, Zacatecas. En mi trabajo en la calle me he podido dar cuenta que para ellos son menos, son personas que no valen mucho", señaló.
Nuevo León, estado fronterizo, es uno de los lugares por donde cada día transitan miles de migrantes cuyo objetivo es llegar a los Estados Unidos.
En últimas fechas, y desde que ese gobierno extremó las medidas tanto como para deportar ciudadanos no nacidos ni naturalizados de ese país, como para impedir la entrada a su territorio; la zona metropolitana de Monterrey se ha notado la proliferación de personas centroamericanas que en busca de un mejor futuro salen de sus países de origen, y toman a Nuevo León como dormitorio y en muchos casos su lugar de residencia.
Es común verlos en cruceros de alto tráfico solicitando ayuda económica para continuar con su travesía.
"Casas para migrantes hay. Lo que no hay es un buen trato para ellos, no hay tiempo para que se queden, porque no se los permiten. Se les dan prórrogas. He conocido familias que vienen huyendo y que les prometen una estadía más larga y al final no se las cumplen y esta casa van a dar a la calle", destacó la activista.
De acuerdo a datos más actuales con los que cuenta el Inegi, durante el periodo del 2014 al 2015, la emigración internacional en Nuevo León se redujo, la inmigración internacional en la entidad aumentó durante el periodo mencionado.
La emigración internacional cedió hasta menos 67.3 migrantes, en tasas brutas, por cada 10 mil habitantes.
En tanto que la inmigración internacional se incrementó en 40.5 inmigrantes internacionales por cada 10 mil habitantes.
En el saldo migratorio de entonces se ubicó en 1.5 por ciento, es decir, si se compara con los datos actuales, se obtiene que la entidad es una de las de la República que menos población pierde.