Después de meses de tortuosas negociaciones, el domingo pasado finalmente se anunció el Acuerdo Comercial entre México, los Estados Unidos de América y Canadá. A diferencia de lo que ocurrió en las negociaciones del Tratado aún vigente, este proceso fue particularmente complicado pero al final, impero la cordura entre las partes privilegiando la interdependencia que existe entre los Países de Norteamérica.
Con el TLCAN, la industria maquiladora de exportación se vio principalmente afectada en su esquema de operación, por disposiciones que entraron en vigor en el año 2001. Por un lado, se acotó el otorgamiento de los beneficios del Decreto de operación a la obligación de exportar un determinado porcentaje de la producción, reduciéndose gradualmente hasta quedar en los términos actuales de realizar ventas al exterior por un valor superior a los 500 mil USD o bien facturar exportaciones en cuando menos el 10 por ciento de su facturación total (lo anterior, por constituir un requisito de desempeño prohibido en términos del articulo 1106, relativo a las disposiciones en materia de inversión).
Por otra parte, también en 2001 entraron en vigor las disposiciones relativas a la aplicación del articulo 303 del TLCAN, que limitaron la posibilidad de que las maquiladoras utilizaran insumos no originarios de la región en sus procesos productivos. Dichas obligaciones representaron en su momento un cambio fundamental, pues con dicha medida, se obligó a que las empresas fortalecieran sus controles internos para monitorear el origen, uso y destino de los insumos importados para que en su caso, se pagaran los impuestos al comercio exterior que les resultaran aplicables.
Fue tal el impacto que se esperaba de las modificaciones al esquema de operación de la industria, que el Gobierno de México instauró los Decretos de Promoción Sectorial, con el objeto de otorgar preferencias arancelarias a los insumos y activos utilizados por las empresas de manufactura en México, y asi estar en posibilidad de mitigar el impacto negativo que tendría el pago de aranceles en dichas operaciones.
Una implicación que sin duda tendrá impacto en la industria maquiladora, es el incremento del valor de contenido regional en los productos que se manufacturen en México. Sabemos ya del anunciado incremento en valor de insumos y de mano de obra en la industria automotriz, cuyas implicaciones también se extienden a las autopartes. Sin embargo, existen otros sectores, como los electrónicos de consumo, eléctrico, química, médica, vidrio y acero, que verán incrementados sus umbrales de insumos originarios para conservar su condición de originarios.
Al igual que ocurrió en 1994, se anticipa que la entrada en vigor del USMCA coincida con un año de cambios importantes en la vida institucional de nuestro País. La certidumbre que aporta el acuerdo modernizado a la industria maquiladora de exportación es de destacarse.
Sn embargo, es importante que la administración entrante impulse una política industrial orientada a acrecentar e incentivar el crecimiento de la proveeduría nacional de insumos que se incorporan a los artículos de exportación, mediante programas que permitan acceder a nuevas tecnologías y procesos de manufactura.
El autor es Asesor de Index Nuevo León.
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