El aeropuerto de Tempelhof, construido por los nazis en los años 30 y utilizado por los pilotos aliados para salvar a los berlineses occidentales de la hambruna durante la Guerra Fría, revivió como hogar para refugiados en tanto Alemania lucha para albergar al mayor flujo de inmigrantes desde la Segunda Guerra Mundial.
Tempelhof, que dejó de funcionar como aeropuerto en 2008, proveerá alojamiento de emergencia a mil refugiados en las próximas semanas, después de que los primeros 300 se mudaran a 55 carpas con literas armadas por soldados en un hangar del tamaño de un campo de futbol el fin de semana pasado.
"Se tuvo que elegir a Tempelhof porque simplemente ya no bastará con lugares de menor tamaño", dijo Regina Kneiding, portavoz del Ministerio de Salud y Acción Social de la capital alemana. "Cada día llegan a Berlín unos 700 refugiados y estamos al límite de nuestra capacidad en lo que respecta a viviendas disponibles".
Construido en 1936 por el Ministerio del Aire del Reich de Hermann Göring, Tempelhof fue el edificio más grande del mundo hasta que el Pentágono lo superó. Estos últimos años, fue sede de eventos corporativos, conciertos de rock, eventos de moda y hasta un festival de cerveza.
El uso de la estructura icónica para albergar refugiados resalta el desafío de brindar viviendas a las por lo menos 800 mil personas que se espera que lleguen este año a Alemania, impulsadas por la guerra civil en Siria y conflictos en otras partes de Medio Oriente. La crisis redujo el apoyo a la Canciller Angela Merkel y su partido porque ella insiste en que Alemania, la economía más grande de Europa, no puede aislarse entre paredes.
"Ellos son muchísimos, pero nosotros somos 80 millones", dijo Merkel sobre el flujo de inmigrantes en una reunión municipal en Núremberg el lunes. Los refugiados en Alemania no deberían competir por viviendas con los estudiantes y los habitantes con ingresos bajos, dijo ella. "Tenemos que construir departamentos".
CAJAS DE ALUMINIO
Mientras se terminan de preparar, las ciudades están albergando gente en cualquier lugar donde haya espacio, como escuelas vacías, campings, un barco en el Río Elba y hasta cajas de aluminio parecidas a contenedores marítimos.
El mercado inmobiliario del país ya estaba bajo presión antes del influjo: la migración de cada vez más alemanes a áreas urbanas y una caída de la construcción hace algunos años provocaron una escasez de departamentos en ciudades como Berlín, Hamburgo, Fráncfort y Múnich.
La capital alemana tiene 91 sitios para refugiados y está preparando nuevos "casi a diario" para evitar que se queden sin techo el próximo invierno, dijo Kneiding. Unos mil refugiados que viven en el centro de congresos de la ciudad tendrán que ser reubicados para mediados de diciembre porque el lugar será utilizado para una feria de agricultura. "Es difícil encontrar casas normales, por lo tanto estamos recurriendo a alternativas como fábricas", dijo ella.
En Tempelhof, los campos aéreos fueron transformados en un área recreativa, en la cual los locales andan en bicicleta, remontan barriletes y pasean a sus perros; el lugar casi tiene el tamaño del Central Park de Nueva York. El año pasado, los berlineses votaron contra un plan del gobierno para construir casas, escuelas y una biblioteca en el lugar, prefiriendo mantenerlo en desuso a pesar de que la demanda de casas está aumentando.
Por ahora, los refugiados están "en gran parte meramente agradecidos por estar acá", dijo Michael Elias, director da la empresa que opera el lugar.
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