Guatemala votará el domingo en un clima de indignación para elegir al sucesor del expresidente Otto Pérez Molina, que renunció el jueves por acusaciones de corrupción, en comicios donde un comediante y un empresario conservador son favoritos.
En un dramático desenlace de cinco meses de escándalos que detonaron al arresto y dimisión de altos funcionarios, Pérez Molina presentó el miércoles su dimisión al Congreso y el jueves declaraba por supuestamente dirigir una mafia aduanera.
La peor crisis política en tres décadas en Guatemala dejó en segundo plano a la campaña electoral: las masivas marchas exigiendo la partida del presidente opacaron los mitines de los candidatos para difundir sus propuestas.
Ninguno de los postulantes se encaminaba a consagrarse el domingo, según las encuestas, y los guatemaltecos tendrían que definir a su próximo presidente en una segunda vuelta electoral el 25 de octubre.
Manuel Baldizón, un empresario conservador de 45 años y diputado líder de la principal bancada opositora en el Congreso, apareció en uno de los últimos sondeos en empate técnico con Jimmy Morales, un actor cómico de 46 años que ha sacado provecho del descontento con los políticos tradicionales.
Baldizón promete perseguir a la corrupción respetando las instituciones de Guatemala.
"Yo libremente abro los brazos para que cualquier acción que vaya en contra de los recursos del Estado sea perseguible, pero que prevalezca el principio de inocencia y el debido proceso", dijo recientemente el abogado y administrador que se confiesa un ferviente religioso.
Además propone combatir la evasión fiscal a nivel empresarial para mejorar la recaudación, austeridad en el gasto gubernamental e impulsar una reforma política y legal para modernizar el Estado.
Con el lema "ni corrupto, ni ladrón", su rival Morales ha prometido acabar con las estructuras criminales infiltradas en la administración pública, desde el Banco Central a la policía.
Aunque su programa de gobierno es muy difuso, Morales dejó atrás en las encuestas a la aspirante izquierdista Sandra Torres -ex esposa del ex presidente Álvaro Colom- y pasó a ser un serio aspirante a gobernar la mayor economía de Centroamérica.
"Cero tolerancia con la corrupción. Eso nos va a permitir depurar y recuperar nuestras instituciones para recuperar la confianza en las mismas", dijo Morales, que estudió administración de empresas y teología, en una reciente entrevista con Reuters.
Morales promete luchar contra los rezagos sociales con un amplio proyecto educativo, descentralizar el presupuesto y dar más poder a las regiones del país.
LA SEGUNDA VUELTA
Aunque es poco probable que alguno de los candidatos logre el 50 por ciento de votos necesario para evitar el balotaje, los analistas advierten que el alto número de indecisos y el abstencionismo hacen difícil pronosticar un resultado en la votación que empezará a las 7 hora local y finalizará a las 6 de la tarde.
A punto de cumplirse dos décadas del fin de la cruenta y larga guerra civil que asoló al país (1960-1996), el desencanto ciudadano con las instituciones es palpable y podría generar una alta abstención en los 7.5 millones de electores convocados para elegir nuevo presidente, 158 diputados y 338 alcaldes.
"Es alarmante la situación política del país, pero la historia nos demuestra que no es nada nuevo", dijo Robinson Martínez, maestro de computación de 27 años, en la capital guatemalteca. "Por otro lado es interesante que el pueblo ha despertado y ha tomado participación política".
Pérez Molina, un general retirado de 64 años que llegó al poder en 2012 prometiendo mano dura contra el crimen, debía terminar su mandato en enero. Pero en su lugar, el Congreso nombró el jueves al vicepresidente, Alejandro Maldonado.
El mandatario sigue defendiendo su inocencia pese a que las investigaciones lideradas por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), ente respaldado por la ONU y Estados Unidos, lo señalan como el jefe de una banda que cobraba sobornos a los importadores para estafar al fisco.
El sucesor por voto popular de Pérez Molina heredará un panorama complejo, con una economía en crecimiento casi ininterrumpido desde la década de 1990 pero que no ha logrado mitigar las enormes desigualdades sociales en un país donde el 70 por ciento vive en la pobreza, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
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