El presidente Donald Trump bloqueó la publicación de cientos de registros sobre el asesinato de John F. Kennedy, cediendo a las peticiones del FBI y la CIA de mantenerlos en secreto.
"No tengo otra opción", indicó Trump en un memorando, en el que se refirió a un "daño potencialmente irreversible" a la seguridad nacional si permitiera la publicación de todos los registros ahora.
Por lo que colocó tales archivos bajo una revisión de seis meses y aprobó que otros 2 mil 800 fueran publicados, en el último día de un plazo para cumplir una ley que exige su publicación.
Más tarde, los Archivos Nacionales que sí pudieron publicarse fueron colocados en ésta página.
Las fuentes, que hablaron con la prensa bajo condición de anonimato, dijeron que Trump no estaba de acuerdo con los pedidos para mantener en secreto miles de documentos, pero que sintió que no podía negarse.
"El presidente quiere asegurar la mayor transparencia y espera que las agencias hagan un mejor trabajo para reducir cualquier conflicto y poder dar a conocer la información lo antes posible", dijo uno de los funcionarios.
El mandatario les dio 180 días a las agencias gubernamentales para que analicen de nuevo los documentos restantes y justificar por qué deberían mantenerse en secreto, destacaron los funcionarios.
De acuerdo con funcionarios, Trump le enfatizará a las agencias federales que "sólo en los casos más excepcionales" los archivos de Kennedy deberán mantenerse en secreto después de la revisión de seis meses.
Trump tomó su decisión tras un debate de último momento con las agencias de inteligencia. Funcionarios de la Casa Banca dijeron que el FBI y la CIA hicieron la mayoría de las peticiones dentro del gobierno para retener parte de la información.
La muerte de Kennedy el 22 de noviembre de 1963, cuando tenía 42 años y sólo mil días de la presidencia, sigue siendo uno de los mandatarios estadounidenses más admirados.
Miles de libros, artículos, programas de televisión, películas y documentales se han producido sobre el caso y sondeos muestran que la mayoría de los estadounidenses aún no creen en la evidencia oficial que apunta a Lee Harvey Oswald como el asesino.
Pese a serias dudas sobre la pesquisa oficial y teorías que apuntan a la participación del crimen organizado de Cuba o incluso de una camarrilla de agentes de seguridad de Estados Unidos, las teorías conspirativas aún no han dado pruebas concretas de que Oswald actuó en complicidad con alguien.
Con los años, el Archivo Nacional ha liberado la mayoría de los documentos relacionados con el caso y en 1992 el Congreso dispuso que todos los documentos sobre el asesinato fuesen publicados en un plazo de 25 años, periodo que se venció este jueves.
El diario Washington Post dijo el sábado pasado que expertos en el asesinato de Kennedy no creen que este último lote de archivos contenga nada descomunal, pero sí arrojaría luz sobre las actividades de Oswald durante un viaje a Ciudad de México a finales de septiembre de 1963, y presuntos lazos con espías cubanos y soviéticos.
Pero para los historiadores es una oportunidad de responder preguntas persistentes, ponerle fin a teorías de conspiración infundadas o quizá darle vida a otras teorías, o nada de eso si el material aporta poco a lo que de antemano se sabe.
"Mientras el gobierno retenga documentos como esos, se van a avivar las sospechas de que existe ahí una prueba irrefutable sobre el asesinato de Kennedy", dijo Patrick Maney, un historiador presidencial del Boston College.
Larry Sabato, director del Centro de Políticas de la Universidad de Virginia y autor de un libro sobre Kennedy, agradeció la decisión de Trump, diciendo que es lo correcto.
Con información de Reuters y AP