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Izquierda o derecha, México y Brasil tienen a inversores en vilo

México y Brasil, las dos economías más grandes de América Latina son presididas por nuevos líderes que, según inversionistas, probablemente decepcionarán.

Las dos economías más grandes de Latinoamérica tienen nuevos líderes, desde extremos totalmente opuestos del espectro político. Ambos están presidiendo mercados en auge; y pronto, dicen los inversionistas, probablemente ambos decepcionarán.

A primera vista, era de esperarse que los rendimientos de las inversiones fueran diferentes después de las elecciones de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en México y Jair Bolsonaro en Brasil. Después de todo, si bien ambos prometieron acabar con la corrupción y el crimen, tienen ideas muy diferentes sobre cómo manejar sus economías.

Bolsonaro ha prometido privatizaciones y recortes de gastos, mientras que AMLO está comprometido a poner fin a las políticas que considera favorecen a los inversionistas por encima de los mexicanos comunes. Pero, de hecho, los activos de ambos países, ya sea acciones, divisas o bonos soberanos, se están moviendo como en fila india, y están moderando el ritmo de las ganancias en los mercados emergentes en lo que va del año.

Administradores de dinero y analistas de Wells Fargo a Schroders dicen que ambos repuntes se desvanecerán pronto. En Brasil, las grandes esperanzas de los inversionistas en la agenda económica de Bolsonaro dejan un amplio margen para la decepción si sus propuestas, especialmente una renovación del sistema de seguridad social en ruinas, se ven en problemas en un Congreso fragmentado.

El caso mexicano es diferente. Si bien los inversionistas podrían desear que Bolsonaro tuviera una mayoría clara en la legislatura, probablemente preferirían que AMLO no la tuviera, pero sí. Eso aumenta la probabilidad de que sus promesas de campaña dejen de ser simples proyectos, a pesar de que los analistas aseguran que se inclinó hacia el centro recientemente, con un presupuesto para 2019 cercano al de sus predecesores conservadores.

"Cuando Bolsonaro esté totalmente instalado en la oficina, los mercados querrán ver algún progreso en la agenda", asegura Brendan McKenna, estratega cambiario de Wells Fargo en Nueva York. "Ahí es cuando la moneda puede comenzar a tener algunas dificultades".

También prevé tiempos más difíciles para el peso. "AMLO ha sido amigable con el mercado, y el presupuesto de 2019 fue una gran sorpresa, pero aún somos cautelosos a largo plazo".

Los mercados no muestran mucha precaución a corto plazo en este momento.

El peso mexicano y el real brasileño ocupan el segundo y tercer lugar entre las principales monedas con mejor desempeño este año. Las acciones en el índice Ibovespa de Brasil se están negociando cerca de un máximo histórico, un récord aplaudido por Bolsonaro mismo (copiando uno de los hábitos en Twitter del presidente de Estados Unidos, Donald Trump), y también es el caso de un índice de bonos soberanos brasileños.

Las acciones mexicanas, por su parte, han dado al mundo sus mejores retornos en dólares desde que López Obrador asumió el cargo el 1 de diciembre. La euforia se ha extendido por toda la región, y los activos de Argentina a Colombia también van en alza.

"El riesgo de decepción es mucho mayor en Brasil", donde Bolsonaro necesita poner en marcha su agenda política para "detener el deterioro en los índices de deuda", explica Jim Barrineau, jefe de deuda de mercados emergentes de Schroders, en Nueva York. Esta sobreexpuesto al peso mexicano, ya que considera las tasas locales más atractivas que en Brasil, donde el repunte ha tomado la mayor parte del valor.

El repunte mexicano es al menos en parte un rebote, nacido del alivio tras un período de agitación a fines del año pasado. Entre su caída de julio en las encuestas y su posesión cinco meses después, López Obrador abandonó un aeropuerto de 13 mil millones de dólares de respaldado por algunos de los empresarios más ricos del país, lo que generó una desbandada del mercado y una disputa con los tenedores de bonos del proyecto.

Hubo otro estremecimiento menor cuando su partido se puso como objetivo las altas tarifas que cobran los bancos mexicanos.

En las últimas semanas, gran parte de la angustia se ha disipado. El líder de la izquierda llegó a un acuerdo con los tenedores de bonos y presentó una propuesta de presupuesto que agradó a los inversionistas. También dio a conocer un amplio plan para impulsar las ofertas públicas y fomentar los préstamos bancarios.

Pero las preocupaciones de los inversores podrían reaparecer en cualquier momento, afirma Greg Lesko, administrador de dinero de Deltec Asset Management en Nueva York. "En últimas, AMLO tiene la baraja", dice. "Fácilmente lo veo limitando las tasas de interés en los bancos, o alguna otra política de izquierda que sería horrible".

En cuanto a Brasil, "va en una nueva dirección que podría ser increíblemente buena para los mercados", asegura Lesko. Pero agrega una advertencia importante: existen "muchísimos riesgos de ejecución".

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