Este jueves 19 de abril, Cuba vivirá un día histórico. A sus 86 años Raúl Castro cederá la presidencia y su sucesor será su delfín, el vicepresidente Miguel Diaz-Canel, de 57 años, nacido después de la Revolución de 1959, quien ayer fue propuesto por la Asamblea Nacional como único candidato para el revelo en la presidencia de la Isla. Sólo dos de los denominados líderes históricos -Salvador Valdés Mesa y Ramiro Valdés-se mantendrán en la cúpula política cubana.
Una nueva generación subirá a la cima del Estado, aunque todavía bajo la figura tutelar del general Castro, que permanecerá hasta 2021 como primer secretario del Partido Comunista, el órgano máximo de decisión en la isla por imperativo constitucional.
La propuesta de Miguel Díaz-Canel como presidente del Consejo de Estado confirmó las expectativas más compartidas, sin embargo la nominación de Salvador Valdés Mesa como primer vicepresidente sorprendió a quienes apostaban por Mercedes López Acea que, del puesto de vicepresidenta, fue retirada del listado de miembros del Consejo de Estado.
La salida de Raúl Castro y su vicepresidente José Ramón Machado Ventura era previsible, por lo que Ramiro Valdés Menéndez queda como el único representante de la generación histórica que conserva su cargo de vicepresidente, en tanto que ascienden a esa posición Inés María Chapman y Beatriz Jhonson además del actual ministro de Salud Pública, Roberto Tomás Morales Ojeda, quien no aparecía en el anterior Consejo de Estado. Mantuvo, también, su posición en esta elite la Contralora Gladys Bejerano Portela.
Otras pequeñas sorpresas fueron la salida del Consejo de Estado de Marino Murillo y Adel Izquierdo Rodríguez, ambos vicepresidentes del consejo de Ministros y del general Álvaro López Miera, identificado como el hombre que domina las finanzas de las empresas militares.
Un murmullo se generalizó entre los diputados cuando se mencionó en la candidatura el nombre de la tres veces campeona mundial en lanzamiento del martillo Yipsi Moreno González. Esta diputada por la provincia de Camagüey se convierte en la primera persona que llega al Consejo de Estado sin ser militante del Partido Comunista ni de su organización juvenil.
Como era de suponer, mantuvieron su simbólica presencia los jefes de las llamadas organizaciones de masas.
Las incógnitas
A partir de ahora sólo quedan los detalles que responden a estas preguntas: ¿Dónde se ubicará el despacho del nuevo presidente? ¿Cuál será la primera ley que se firme con su nombre? ¿Su esposa será reconocida como Primera Dama? ¿Quiénes lo felicitarán por su nombramiento? ¿Su primer discurso ya se conoce antes de ser pronunciado? ¿Jurará fidelidad al partido y a las ideas de Fidel y Raúl Castro?. Diaz-Canel tiene al menos cinco años para dar su personal interpretación de la forma en que le dará continuidad a ese legado?.
Otra de las incógnitas por resolver es si tras la muerte de Fidel Castro en 2016, será en los próximos años la retirada de su hermano Raúl del mando del partido, o su fallecimiento, lo que rubrique, definitivamente, el inicio de una nueva era en el único país comunista del hemisferio occidental.
Díaz-Canel inicia, hoy, un mandato de cinco años, renovable por otros cinco pero no más por el límite de dos legislaturas establecido por Raúl Castro para los altos cargos.
El relevo presidencial ha estado marcado por el llamado a la "continuidad", el concepto clave del oficialismo en una coyuntura trascendental que evitan identificar con una transición para no dar espacio a la idea de un posible cambio de régimen.
Diaz-Canel, el ingeniero que ha subido la escalera del poder con discreción durante tres décadas en la burocracia del partido, se presenta como el continuador de la línea revolucionaria y más específicamente, del proceso de reformas iniciado por Raúl en la última década. Sus mayores retos serán impulsar el tránsito a un modelo de mercado para revitalizar la economía y convertirse en una figura de autoridad unitaria acatada por las élites burocráticas y del ejército.
Con información de Reinaldo Escobar.