Venezuela comenzará a implementar el martes un nuevo sistema de cobro de la gasolina, como parte de un plan piloto que regirá en algunas zonas de frontera antes de un aumento en el precio del combustible, dijo el presidente Nicolás Maduro.
El mandatario señaló que el país, que tiene la gasolina más barata del mundo, pasará entre septiembre y octubre a venderla a un nuevo "precio internacional" y aplicará un esquema de subsidios para los conductores.
El gobierno, entre tanto, instalará nuevos dispositivos electrónicos de cobro en las estaciones de servicio ubicadas en ocho estados cercanos a los pasos fronterizos con Colombia, Brasil y el Caribe para intentar detener el contrabando de combustible.
"Este nuevo sistema tiene el objetivo de cortarle las manos a las lacras colombianas que nos roban la gasolina", afirmó Maduro en una cadena de radio y televisión la noche del lunes.
"En el transcurso de septiembre, octubre, ya cuando esté probado el sistema, comprobado, estableceremos los sistemas de subsidios y se colocará el precio de la gasolina a precio internacional", afirmó, acompañado de su equipo económico.
La medida forma parte de un plan más amplio con el que el gobierno de Maduro busca sacar a la nación petrolera de una recesión e hiperinflación.
El presidente no mencionó ningún precio posible, pero el litro de gasolina se vende en las estaciones de servicio de la ciudad colombiana de Cúcuta a un equivalente de 0.62 centavos de dólar.
Maduro prometió otorgar un subsidio al combustible, pero solo para quienes tengan "el carnet de la patria", el instrumento utilizado por el gobierno para otorgar bonificaciones.
En los próximos 15 días las estaciones de servicio en los estados venezolanos fronterizos como Táchira, Zulia, Amazonas, Apure, Bolívar, Delta Amacuro, Falcón y Sucre permitirán el pago electrónico y será posible probar el uso del carnet de la patria, según explicaron ministros en televisión.
El plan para llevar los precios locales de la gasolina al nivel de los valores internacionales parece ambicioso para un país que no ha visto un aumento significativo en dos décadas. Dos años atrás, un ajuste no fue suficiente para cubrir las enormes pérdidas de PDVSA en las ventas minoristas de combustible.
Pero tras eliminar cinco ceros a la moneda local en agosto, no hay billetes en circulación para pagar lo que cuesta llenar un tanque al precio vigente de la gasolina, equivalente a milésimas de dólar.
PDVSA no cobra por el combustible que distribuye y en lugar de eso tiene que subsidiar a los dueños de las estaciones para que puedan cubrir los salarios de sus empleados, dijeron fuentes del sector petrolero.
Maduro anunció por primera vez su resolución de cobrar la gasolina a "precios internacionales" a mediados de agosto, cuando también ordenó aumentar 60 veces el salario mínimo en septiembre y aplicó alzas de impuestos.
Las medidas de su plan de recuperación han presionado los precios en un país que sufre de una inflación mensual superior al 100 por ciento, según mediciones privadas y puede causar que muchas compañías opten por reducir su plantilla o incluso cierren.
El lunes se oficializó en la Gaceta Oficial que cada trabajador debe ganar 1.800 bolívares mensuales y además los comercios y las compañías tienen que abonar otros 180 bolívares en un bono de alimentación, o sino corren el riesgo de ser sancionados.
Tal salario sería equivalente a unos 30 dólares a la tasa oficial de cambio de 61,04 bolívares por dólar, y unos 20 dólares a la paralela. Analistas estiman que ese sueldo será impactado por la hiperinflación.
Aún tras el aumento en el precio de la gasolina, analistas que siguen a la industria petrolera de Venezuela temen que el efecto para PDVSA sea solo temporal porque rápidamente se rezagan frente al dólar paralelo y a la inflación.
Pero para los ciudadanos un aumento que le permita a PDVSA cubrir los costos de producción podría tener un enorme impacto en sus ingresos, ya que el salario básico de Venezuela está entre los más bajos del mundo.