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De Cuba a México: la travesía de una familia para alcanzar el 'sueño americano'

La travesía de la familia de Lester y Elizabeth comenzó hace poco más de un año, cuando partieron de Cuba, jurando nunca volver. Esperan llegar a Estados Unidos pese a la cancelación de la política “pies secos, pies mojados”.

TAPACHULA.- A Lester, Elizabeth y a sus dos hijos, el año nuevo los agarró en medio de la selva, en el tramo conocido como Tapón del Darién, que separa a Colombia de Panamá.

No llevaban mucho de comer, pero esa noche hicieron arroz en una olla pequeña que habían comprado antes de emprender la caminata que dura cinco días por esta región, una de las más peligrosas por ser paso de drogas y traficantes.

La noche del 31 de diciembre, el fuego no encendía. Usaron su repelente de mosquitos para avivar la llama. "El arroz quedó horrible, con ese sabor como a plástico. Sabía a rayos…pero hubo de comer", cuenta Elizabeth, quien ahora está sentada con su familia en el patio de uno de los albergues de Tapachula, "El Buen Pastor".

En los últimos años, el tramo de Centroamérica y México se ha convertido en la ruta más buscada para inmigrantes cubanos. Se estima que 64 por ciento del total de habitantes de la isla que entraron en 2015 a Estados Unidos lo hizo por la frontera mexicana. Casi 29 mil personas.

En México, las detenciones de cubanos en centros migratorios se incrementaron ese mismo año casi en un 600 por ciento.

La travesía de la familia de Lester y Elizabeth comenzó hace poco más de un año, cuando partieron de Cuba, jurando nunca volver. No les gustaba la educación que el gobierno les daba a sus dos hijos de nueve y 13 años, Lester ya había sido encerrado por pertenecer a un colectivo contrario al régimen.

No querían que sus niños tomaran clases obligatorias de "Marxismo-Leninismo" o tuvieran que faltar a la escuela para asistir a algún desfile del Día del Pionero.

"Por la mañana los niños tiene que saludar a la bandera. Deben decir: ¡Por el comunismo seremos como 'El Ché'! ¿por qué tienen que imponer esas cosas?", se pregunta el padre de 46 años, mientras su hijo recarga su cabeza en sus piernas.

Los cuatro han tenido que empezar de cero…varias veces. La primera fue cuando llegaron a Trinidad y Tobago, en la aduana, para arreglar sus papeles les pidieron todos sus ahorros, las exigencias son mayores por ser cubanos, cuentan.

Ahí vivieron un año, pero los niños nunca pudieron ir a la escuela, porque no sabían inglés. Decidieron irse.

Hace un mes emprendieron su travesía por América Latina: Venezuela, Colombia, Panamá, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. Lo hicieron con la intención de llegar a Estados Unidos, pero el día 12 de su viaje se enteraron de la cancelación de la política "pies secos, pies mojados".

Ellos querían llegar "antes de Trump, porque Trump es medio complicado y pensamos que iba a transformar todo, pero como dijo los primeros 100 días…la luz que estábamos viendo al final del túnel se apagó".

Lester dice que es más difícil para un cubano cruzar las fronteras, que existe un impuesto especial, porque las autoridades migratorias que los extorsionan, les piden más dinero que a los hondureños o salvadoreños.

"En Venezuela, te quitan todo. A algunos los desnudan y los ponen en cuclillas para estar seguros que no traen dinero. Te dicen, cínicamente, nosotros aquí hemos cogido cubanos con mil, dos mil dólares, y si no les das el dinero que te dicen 'los vamos a deportar'. Así. No les importa que uno traiga niños".

Cuentan que Nicaragua es el peor tramo. Los regresaron dos veces a Panamá. Ellos tuvieron suerte: hay cubanos que vuelven con mordidas en la espalda porque los violaron los mismos agentes migratorios.

La familia de cuatro vivirá en Tapachula hasta que autoridades mexicanas les den su "salvoconducto", el documento que les permita seguir adelante, a Laredo y después, con suerte, a Estados Unidos.

Elizabeth aún tiene fe que la política del país norteamericano cambie y que les permitan entrar.

Mientras, Lester le pide perdón a sus hijos todos los días, por todo lo que han pasado, pero dice que, al final, todo fue por ellos.

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