TUXTLA GUTIERREZ.- Durante tres días, ejidatarios han trabajado con las herramientas que tienen a su alcance a fin de desazolvar el río para recuperar las Cascadas de Agua Azul.
Es un trabajo que se debe realizar a lo largo de mil metros de longitud y 70 de ancho que tiene el afluente, por lo que se avanza de a poco.
El flujo de agua que abastece el lugar se vio disminuido en días recientes, hasta casi secar la cascada principal.
La Comisión Nacional de Agua (Conagua), la Comisión Nacional de Aguas Naturales Protegidas (CONANP) y de Protección Civil de Chiapas, dictaminaron que un deslizamiento de piedras y tierra crearon un bordo o elevación que desvió el afluente a un río secundario, ello sumado a un agrietamiento estaba filtrando el agua al subsuelo.
Todo producto de los asentamientos de tierra que trajo consigo el terremoto del 7 de septiembre y los sismos subsecuentes.
Los ejidatarios, indígenas tseltales que viven del turismo y comercio del lugar, han visto afectada su economía, por lo que desde el pasado domingo iniciaron por cuenta propia el desazolve del río.
Una tarea titánica debido a las miles de toneladas de tierra que impiden el flujo y han provocado que el 85 por ciento del agua –según la Conagua- se desvié a un río secundario.
Autoridades federales y estatales habían dado un plazo de 20 días para desarrollar una estrategia que permitiera recuperar el cause del río. Sin embargo, los campesinos decidieron no esperar y organizaron cuadrillas, y con las herramientas que contaron, iniciaron los trabajos.
Luego de tres días de trabajo, lograron romper una roca grande, el nivel del agua poco a poco empezó a fluir en las cascadas. También abonó a este hecho las lluvias que han caído en la zona las últimas horas.
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Sin embargo, Julio Cesar Romain Cortés, director del área natural protegida, explicó que este flujo es provisional, y se debe implementar acciones que funcionen a largo plazo.
Para recuperar el afluente se tiene que realizar trabajos de excavación de un tajo sobre el brazo derecho del río, específicamente a la altura donde el agua se desvía, para reorientar el flujo a su condición habitual y que llegue a las cascadas.
Se trata de una obra que requiere maquinaria especializada porque son 1000 metros de longitud es ese extremo que tiene 70 metros de ancho.
También hay que instalar un muro de mampostería envuelto con material filtrante y una capa de suelo que permitirá restablecer su condición previa.
En tanto autoridades realizan esa obra, los ejidatarios siguen intentando por sus medios avanzar en el desazolve del río y la recuperación de las cascadas.