CIUDAD DE MÉXICO.- Entre los asistentes a la casa de transición de Andrés Manuel López Obrador apareció un comprador para el avión presidencial. Se trata de la empresa GBS Air Entreprises, presidida por Gustavo Jiménez Pons.
El sobrino de Rogelio Jiménez Pons, futuro titular de Fonatur, aseguró que no tiene ningún conflicto de interés en el ofrecimiento ya que no existe ninguna relación entre su empresa y la labor de su tío, "quien tiene su propia trayectoria" y no tienen contacto desde hace 23 años.
El empresario dijo que estaría dispuesto a pagar mil 900 millones de pesos por la aeronave-un Boeing modelo 787-8- que rentaría para servicios VIP en el sector entretenimiento, para trasladar a grupos musicales, y además para arrendarlo a jefes de Estado que no cuentan con un avión presidencial.
Según la Sedena, el avión costó 125.4 millones de dólares.
"Sin embargo, preocupados por la seguridad y la conveniencia de que éste cuente con un transporte que cubra los parámetros de seguridad y la imagen de tan alta investidura, consideramos importante hacer saber que en la oferta que presentamos, por el interés de nuestra nación, incluimos la propuesta de poner a disposición del ejecutivo y del Gobierno de México este avión", comentó.
Estimó que el costo sería de 20 mil pesos por hora de vuelo.
Jiménez Pons, que aspiraba a una candidatura independiente para la Presidencia de la República, dijo que es una locura comparar el avión mexicano con el Air Force One estadounidense pues si bien el Boeing 787-8 es de gran comodidad e ingeniería, no se podía señalar que "ese avión no lo tiene ni Obama".
López Obrador he reiterado en diversas ocasiones que vendería el avión presidencial, adquirido durante la administración de Felipe Calderón, y que para trasladarse usaría vuelos comerciales.