CIUDAD DE MÉXICO.- Nadie se salva del cobro de piso en los corredores turísticos de Quintana Roo, como Playa del Carmen, donde una balacera ocurrida en el centro nocturno Blue Parrot, dejó ayer cinco muertos y 15 heridos.
Integrantes del crimen organizado actúan, incluso en presencia de la policía, no sólo para extorsión a empresarios, sino en la venta de todo tipo de droga al menudeo, principalmente a los turistas.
Miguel Ángel Pech Cen, fiscal general en Quintana Roo, reconoció en entrevista con Televisa que ambos elementos son líneas de investigación en el caso del Blue Parrot.
De hecho, el móvil apunta a una venganza de criminales, ante la negativa de los organizadores del festival internacional de música electrónica BPM, que se clausuraba, a pagar derecho de piso y permitir la venta de droga.
Reportes de la DEA señalan que en Quintana Roo operan al menos tres cárteles: Golfo, Zetas y Sinaloa, además de que autoridades locales hablan de grupos emergentes, entre ellos el Cártel de Cancún.
Cuauhtémoc, un chef capitalino, narró a El Financiero, cómo operan en Playa del Carmen los integrantes de Los Zetas, a quienes prefiere sólo mencionarlos como "los de la última letra del abecedario". "La verdad sí es una situación muy fea, de pánico, de terror, por ello decidí salir de ahí, aunque en Playa (del Carmen) me iba muy bien, ya no soporté y mejor me salí de esa ciudad", explica y asegura que todos los establecimientos ubicados en la zona turística de Playa del Carmen pagan derecho de piso.
"No es un secreto a voces; no, allá todos lo saben, incluso con la complacencia de la policía. Una ocasión me tocó ver cómo una turista le pidió apoyo a un policía para que detuviera a unas personas que le ofrecieron droga y el agente volteaba al otro lado y le preguntaba ¿dónde?, ¿dónde?", describió.
Cuauhtémoc, quien cuenta con una licenciatura en Turismo por el IPN y especialización en cocina, asegura que a principios de 2016 se enteró por sus compañeros de que el dueño del restaurante donde trabajaba era extorsionado por Los Zetas, a quienes tenía que pagar de 10 a 15 mil pesos a la semana.
"Lo ves como increíble, pero preguntando con compañeros de otros lugares te das cuentas que sí es cierto, también allá extorsionaban a los dueños, pero en mi caso lo peor estaba aún por venir", agregó.
Según el relato, Los Zetas realizan una especie de leva virtual y ponen a trabajar a los empleados de los negocios como "halcones" para tener un control sobre los movimientos de los empresarios.
"Yo la verdad sí entre en pánico cuando comenzaron a amenazar a los empleados. Literal te investigan, te siguen y saben todos tus datos. Un día saliendo del trabajo se me paró un chaval, nada agresivo, pero sí muy claro y contundente.
"Me informó que era un enviado del grupo este (Los Zetas), que su patrón mandaba saludos y que mandaba decir que iba a trabajar para ellos. Me recordó mi dirección y datos de mi familia, y me dio la indicación de que debía mantenerlos informados de lo que pasaba en el restaurante, y me dijo que si no fallaba nada iba a pasar… Iba a ser como sus ojos dentro del negocio", explicó.
Relató que en ese momento decidió irse a riesgo de su propia vida. Platicó con su esposa y horas después salieron de la ciudad: "Íbamos atemorizados, pensé que nos iban a seguir, en cada cara veía a uno de ellos. Gracias a Dios no nos pasó nada. Es triste y lamentable, pero así vive la gente allá".
Testimonios recabados tras lo ocurrido en el Blue Parrot hablan de que a las 03:20 horas de este lunes, una persona intentó ingresar a vender droga y ante la negativa del personal de seguridad del lugar, se desató la balacera.