CIUDAD DE MÉXICO.- El Cártel de Sinaloa ha establecido en el noreste del país una red de aeropuertos clandestinos para el transporte de sus dirigentes a un ritmo de dos por día. El Ejército Mexicano ha descubierto y destruido, en los últimos 9 años, más de 5 mil pistas ilícitas utilizadas en su mayor parte por capos que, como Joaquín El Chapo Guzmán, quieren mantenerse lejos de radares gubernamentales.
En total, 5 mil 208 pistas ilegales han sido descubiertas y destruidas por la Secretaría de la Defensa Nacional desde 2006. Pero tan pronto como son dinamitadas, otras brotan: entre 2014 y 2015, medio millar más han aparecido en estados controlados por el cártel sinaloense, de acuerdo con una investigación de El Financiero con bases en datos de la Sedena y la Procuraduría General de la República, obtenidas vía la Ley Federal de Transparencia.
El grueso de estas narcopistas –5 mil 89– han sido halladas en territorio bajo influencia del Cártel de Sinaloa: Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Durango y Chihuahua.
A nivel municipios, destacan Ensenada –la capital nacional de las narcopistas–, con 737. En Badiraguato –donde nació El Chapo Guzmán–, el Ejército se ha topado con 260 pistas, mientras que en Sanalona han sido 130. En Tamazula, justo en donde la Marina lanzó la semana pasada un operativo de cacería –y en donde aterrizó la avioneta que ayudó a El Chapo a escapar del penal del Altiplano–, han sido descubiertas 123.
Pero estos no son los tiempos de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, ni estas flotas aéreas se usan para movilizar cargamentos de droga de México a Estados Unidos: son para transporte de personal, de acuerdo con fuentes oficiales consultadas para este reportaje.
Datos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, obtenidos vía la ley de transparencia estadounidense, sugieren que la mayor parte de los vuelos clandestinos son nacionales y no tienen destino más allá de la frontera.
Por ejemplo, el número de vuelos rasantes detectados por los radares de Homeland Security de California a Texas se han mantenido estables a lo largo de la última década, pese a que en territorio mexicano ha explotado el número de pistas clandestinas.
En paralelo, la Fuerza Aérea Mexicana ha resentido el envejecimiento de algunos de sus activos de intercepción y vigilancia. Apenas en julio pasado, días antes de que Guzmán Loera escapara del penal del Altiplano en una avioneta Cessna, la Secretaría de la Defensa Nacional registró ante la Secretaría de Hacienda el proyecto de compra 15071320014, en el que pedía complementar el Sistema Interno de Vigilancia Aérea (SIVA) con una serie de nuevos equipos de última generación.
La razón: con los radares actuales, el gobierno federal sólo controla 30 por ciento del espacio aéreo nacional. Peor aún: en el norte del país, justo en donde han proliferado más las narcopistas, la capacidad de radar jamás se actualizó. Permaneció estacionada en la época de vuelos clandestinos desde Sudamérica y no tomó en cuenta el apetito por movilidad interna de los cárteles de la droga.
"La cobertura de radar actualmente cubre la porción sureste del país, ocasionando que en la parte norte de la República Mexicana no existan medios de detección que coadyuven a dicha vigilancia, reflejando que existan gran cantidad de vuelos ilícitos en esa porción del país", reconoció la Comandancia General de la Fuerza Aérea, de acuerdo con un oficio obtenido por este diario.