New York Times Syndicate

Canadá se moviliza para legalizar la mariguana

Cobijados por la promesa del primer ministro Justin Trudeau de hacer legal la mariguana recreativa en Canadá muy pronto, los dispensarios de cannabis se han multiplicado, por lo pronto, al margen de la ley.

El Cannabis Culture Lounge tiene todo lo que un consumidor podría necesitar para sentirse justo como en su casa: capullos de mariguana, venta de bolsitas de Skittles y Doritos, y sillones de piel negra donde los clientes se pueden reclinar absortos en la contemplación, con un olor acre. No importa que, técnicamente, la ley canadiense prohíba todo eso.

No obstante, algunos entusiastas tienen grandes esperanzas para el negocio, que abrió hace más de una década como una especie de sitio clandestino para fumar mariguana y al que las autoridades municipales han tolerado de tiempo atrás. Se empezó a vender mariguana en el salón después de que se eligió como primer ministro a Justin Trudeau en noviembre.

"Así es como se ve la legalización de la mariguana recreativa en Canadá", comentó Jodie Emery, un activista y copropietario de varios dispensarios de mariguana medicinal por todo Canadá.


Trudeau ha prometido hacer legal la mariguana recreativa en Canadá muy pronto, el año entrante, evitando las estrictas regulaciones sanitarias sobre la mariguana medicinal del país. De conformidad con las normativas más reciente para el uso medicinal, anunciadas la semana pasada, los pacientes deben estar registrados, tener una receta y obtener su suministro por correo, enviado por un productor autorizado por el gobierno o porque lo cultive en forma particular en cantidades limitadas.

Impacientes por probar los cambiantes límites políticos, emprendedores han abierto cientos de dispensarios ilegales por todo Canadá que venden productos como los capullos de mariguana orgánica y potentes concentrados de Cannabis, mientras que los gobiernos locales y la policía han tendido a hacerse de la vista gorda.

Todavía tiene que materializarse el auge de la mariguana que esperan, aunque el gobierno canadiense está realizando el trabajo preliminar sobre una medida para regir el uso recreativo.

Aun así, las autoridades en algunas ciudades han empezado a aplicar medidas enérgicas haciendo redadas en veintenas de dispensarios ilegales y deteniendo a docenas de dueños y empleados.

Y se está dando una encendida batalla de cabildeo entre los nuevos emprendedores y los productores autorizados de mariguana medicinal, quienes eran los únicos con permiso para cultivar y suministrar la planta de acuerdo a las viejas regulaciones. Una de las partes se queja de una competencia injusta y dañina por parte de quienes infringen la ley.

El choque del dinero, la política y la policía ha hecho que la mariguana recreativa sea una importante prueba para Trudeau. En Canadá y en Estados Unidos -donde las leyes federales prohíben la mariguana, pero las estatales son contradictorias-, se observará muy de cerca la forma en la que la resuelva.

"Canadá busca anotar un jonrón en lugar de individuales o dobles", dijo Allen St. Pierre, el director ejecutivo de la Organización Nacional para la Reforma de las Leyes sobre la Mariguana, con sede en Estados Unidos. 

Lo que el señor Trudeau está tratando de hacer es algo que solo podemos soñar aquí

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Sin embargo, no sucederá rápidamente. A la fuerza de tarea le llevará unos cuantos meses reunir los comentarios de los funcionarios locales y de la población antes de que el Parlamento empiece a elaborar el borrador de la medida. "Es un proceso largo y somos intensos al respecto", dijo Bill Blair, un legislador del Partido Liberal y exjefe de la policía de Toronto, a quien Trudeau encargó el esfuerzo sobre la mariguana.

Blair dijo en una entrevista que las más altas prioridades del gobierno son mantener a la mariguana lejos de los menores y a las ganancias fuera de las manos del crimen organizado. Eso podría señalar hacia un sistema similar a la forma en la que se vende licor en algunas provincias canadienses y estados estadounidenses: estrictamente en tiendas propiedad del gobierno o autorizadas por él.

No obstante, algunos ayuntamientos en la Columbia Británica no están dispuestos a esperar a Ottawa, y están introduciendo sus propias políticas sobre la mariguana en desafío a la ley federal. La provincia ha sido el centro del cultivo y la cultura de la mariguana durante décadas, y limita con el estado de Washington, en Estados Unidos, donde es legal la mariguana recreativa, así como extremadamente rentable.

En Victoria, la capital provincial, donde se han abierto más de 30 dispensarios en los últimos años, dirigentes municipales propusieron nuevas regulaciones a finales de julio, por las cuales se permitiría que tales negocios operaran, si acatan ciertas restricciones.

Victoria está siguiendo a Vancouver, que ha empezado a expedir licencias a más o menos 120 tiendas de mariguana en la ciudad, siempre que acaten ciertas reglas, como ubicarse a por lo menos 300 metros de distancia de la escuela más cercana. Se otorgaron dos permisos en la primavera y se están tramitando por lo menos 11 más, dijeron funcionarios.

Se cerrarán los dispensarios que no saquen la licencia, según Kerry Jang, un concejal del ayuntamiento de Vancouver. Jang descartó las quejas sobre que las regulaciones y las tarifas -hasta 30 mil dólares canadienses o unos 23 mil dólares, por una licencia y multas de 250 dólares diarios por las violaciones- son muy onerosas. "Se acostumbraron a ganar dinero a manos llenas con muy poca supervisión", comentó.

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Krystian Wetulani, de 32 años, dueño de tres tiendas, dijo que se siente atorado en el papeleo. Solo se ha aprobado una licencia y él apeló el rechazo a otra. Las multas se están acumulando mientras busca locales que cumplan con las regulaciones. "Es imposible", notó Wetulani. "Los dueños oyen la palabra 'hierba' y solo dicen no".

En Downtown Eastside, un barrio rudo de Vancouver, un grupo de personas estaban fumando crac e inyectándose heroína en una acera, afuera de Farm, un dispensario con una misión de justicia social autodeclarada. Solo emplea a mujeres, muchas de las cuales son inmigrantes, exprostitutas o víctimas de abuso sexual, y sus ganancias ayudan a financiar programas vecinales, como la recolección de agujas y un jardín comunitario.

El ayuntamiento tolera el uso abierto de drogas ilegales en el barrio y un sitio para que los usuarios de heroína se la inyecten, pero, con todo, Farm estaba en contradicción con las restricciones respecto de la distancia en las nuevas regulaciones sobre la mariguana y tuvo que ganar una apelación para seguir abierto.

Wang Jingzhi, de 83 años, una inmigrante que vive en el cercano barrio chino, dijo que es frecuente que compre mariguana en Farm para aliviar los achaques y dolores de la vejez. "Cada vez que la fumo, todo mi cuerpo se siente mejor", dijo en chino.

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