PARÍS. Gauthier Charrier, un estudiante de diseño gráfico, entró en una de las librerías más nuevas de París y se preguntó: "¿Dónde están todos los libros?"
"Vi este espacio abierto y vacío _ solo un par de bancos _ y me pregunté: '¿Alguien se equivocó?'", dijo Charrier, de 20 años de edad.
Nadie se equivocó.
La pronunciada escasez de inventario dentro de la Librairie des Puf, operada por la editorial Prensas Universitarias de Francia, o Les Puf como abreviatura, no es el resultado de un error en los pedidos, sino el corazón del modelo de negocios de la tienda.
Hay libros, pero no son entregados con anticipación por los mayoristas. Son impresos a solicitud, ante los ojos del cliente, en una Espresso Book Machine. On Demand Books, la compañía estadounidense que fabrica la máquina, eligió el nombre como un gesto hacia una actividad que uno puede completar en los cinco minutos que toma imprimir un libro: Tomar un café rápidamente.
Llamada, no tan modestamente, la "imprenta Gutenberg del siglo XXI" por sus creadores, la máquina se ubica en un rincón de la tienda, zumbando mientras convierte archivos PDF en libros de tapa blanda. Los clientes usan tabletas para seleccionar los títulos para imprimir _ añadiendo, si quieren, sus propias inscripciones manuscritas _ mientras beben café en el iluminado y ventilado local en el Distrito Latino de París.
"Los clientes se sorprenden", dijo el director de la tienda, Alexandre Gaudefroy. "Al principio, se sienten un poco incómodos con las tabletas. Después de todo, se viene a una librería a ver libros. Pero gracias a la máquina y las tabletas, el cliente tiene una biblioteca digital en las manos".
Desde un punto de vista empresarial, dijo Gaudefroy, "no tengo que preocuparme por el espacio para el inventario. Estamos en un espacio que mide menos de 80 metros cuadrados, y puedo ofrecer a los lectores tantos títulos como yo quiera".
Y eso es muchos títulos. Están disponibles los 5 mil libros publicados por Les Puf, así como tres millones de libros adicionales recopilados por On Demand Books, incluidos títulos de 10 grandes editoriales estadounidenses y del dominio público.
El prestigio de Les Puf en la industria ha ayudado a que se asegure incluso más títulos; se espera que un grupo de casas editoriales francesas entreguen los PDFs de sus títulos en unas semanas.
"Lo que es realmente emocionante es que, gracias al modelo a demanda, podemos revivir viejos títulos, con los cuales anteriormente no nos hubiéramos molestado porque solo se venderían cinco o 10 ejemplares en un año", dijo Gaudefroy. "A demanda, es una nueva economía para nosotros".
Unos 2 mil títulos de Puf fuera de catálogo serán puestos a disposición de los clientes en los próximos meses, dijo Gaudefroy. "Estamos modificando por completo la cadena de producción de libros porque somos una librería, una casa editorial, una imprenta y también un distribuidor", dijo.
Es una reinvención radical de una tienda que abrió sus puertas por primera vez en 1921. La Librairie des Puf original ocupaba un espacio multinivel mucho más grande en la esquina de la Plaza de la Sorbona, y tenía exhibidores de cristal repletos y una bulliciosa multitud intelectual procedente de las universidades cercanas.
Durante mucho tiempo fue un símbolo cultural y académico, hasta que se vio forzado a cerrar debido a la declinación en las utilidades y el aumento de las rentas. Luego, hace unos 10 años, el sitio fue vendido a una cadena de ropa para caballero, para desagrado de los residentes locales.
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Pero su cierre no fue una excepción. De 2000 a 2014, cerró el 28 por ciento de las librerías de París, según un reporte de 2015 de la Agencia de Planificación Urbana de París, un organismo formado por el Concejo Municipal en 1967 para dar seguimiento a la evolución social y económica en la capital francesa.
Los enormes aumentos en las rentas en el centro densamente poblado de París fueron en su mayor parte el problema, así como una creciente competencia de parte de los sitios de comercio electrónico que pueden ofrecer muchos más títulos que una librería urbana estrecha. La declinación en las ventas de periódicos y revistas también contribuyó, ya que estos a menudo se vendían junto con los libros en las librerías francesas. El Distrito Latino, que tiene la concentración de librerías más alta de la ciudad, estuvo entre las áreas más afectadas.
En un esfuerzo por proteger el carácter singular del barrio _ y evitar la llamada simplificación _ el Concejo Municipal de París le convirtió en 2008 en el centro de su programa Vital'Quartier. El programa compra espacios minoristas en todo París, los renueva y los renta a pequeñas empresas culturalmente importantes a tarifas por debajo del mercado. A Les Puf le fue alquilado uno de estos espacios en Rue Monsieur-le-Prince, lo que le permitió reabrir en marzo a unas cuadras de donde había cerrado.
"Ya estamos pensando en abrir en otras grandes ciudades de Francia _ en ciudades universitarias como Lille, Burdeos y Lyon", dijo Gaudefroy. "Después de unas semanas de operaciones, hay una verdadera motivación comercial para hacerlo porque, bueno, estamos vendiendo muchos libros. Muchos más de los previstos. Pensábamos que venderíamos entre 10 y 15 libros al día, pero han sido entre 30 y 40".
"Es una inversión, pero si se maneja bien, puede ser muy rentable", dijo Gaudefroy.
Junto con la baja renta por su espacio minorista y la eliminación del costo de la sobreproducción de libros que quizá no se vendan, Les Puf se beneficia de una renta asequible por dos años de la Espresso Book Machine a la asociación de impresores franceses Ireneo. Y la ley de precios fijos para los libros de Francia, que prohíbe que alguien venda los libros con descuento, significa que Les Puf puede cobrar el precio establecido por la casa editorial para cada libro.
Muchas casas editoriales que conozco están interesadas en la idea, especialmente cuando les decimos lo poco que nos cuesta
Hasta ahora, la tienda ha dependido del tráfico a pie y el atractivo de la novedad de la máquina para atraer clientes, pero se planea una campaña de redes sociales y de folletos dirigida a estudiantes, el grupo demográfico original de Les Puf.
El éxito de Les Puf no es una anomalía. Los tiempos han sido difíciles para las tiendas físicas, pero hay varios signos de recuperación. En Estados Unidos, las ventas en librerías físicas se elevaron en 2.5 por ciento el año pasado, el primer incremento desde 2007. En Gran Bretaña, la mayor cadena de librerías, Waterstones, anunció un regreso a la rentabilidad a fines del año pasado después de la llegada como director administrativo de James Daunt, la historia de éxito en la venta de libros independientes.
Daunt descentralizó el control de las 275 tiendas de la cadena, alentando a los gerentes individuales a modificar el diseño de sus tiendas para adecuarse al público comprador de libros local, eliminado así una arraigada práctica de la industria que efectivamente había permitido a las casas editoriales dictar qué libros aparecían en las secciones de los de mayor venta.
Las librerías independientes también están empezando a salir de una década de declinación de su sector. "Es una industria que está empezando a recuperarse bien", dijo Nick Brackenbury, uno de los fundadores de NearSt, una aplicación móvil creada en Londres que está ayudando a alejar a los clientes de comprar libros en Amazon.com, alentándolos a regresar más bien a sus librerías locales.
"Las librerías están empezando a hacer muchas pequeñas cosas innovadoras y a hacer que la gente regrese a ellas", dijo Brackenbury. Para muchas librerías que tienen el espacio, como Gogol & Co. en Milán, La Fugitiva en Madrid y Java Bookshop en Ámsterdam, rehacerse como librerías-cafeterías híbridas se ha convertido en una forma confiable de atraer clientes. Otras tiendas están enfatizando algo no disponible en línea: la experiencia de visitar una librería.