Como dijera José Alfredo Jiménez, "no vale nada la vida".
México es uno de los miembros de la OCDE con menor penetración de seguros, representando 2.2 por ciento del Producto Interno Bruto, mientras el promedio es de 9.0 por ciento. Incluso países como Puerto Rico y Chile están por arriba con 14.3 y 5.0 por ciento, respectivamente.
En efecto, una de las razones son los ingresos bajos, pero también la falta de consciencia sobre la utilidad de este instrumento financiero que da cobertura a los actos catastróficos y además es útil para la planeación de requerimientos futuros.
Una duda siempre presente es en qué momento y en cuánto es conveniente adquirir un seguro de vida. La respuesta es sencilla: en la medida en que se tiene la responsabilidad de una familia y el deceso, en caso de ocurrir, se convierta en una problemática seria que implique cambiar a los hijos de escuela, vender bienes y forzarlos a decisiones apresuradas en el patrimonio.
No se trata de hacerlos ricos, sino de solventar las dificultades iniciales de la partida. Esto permite que las resoluciones sean más pensadas y eficientes, al no haber una necesidad apremiante.
Con este enfoque cualquier cantidad es buena y la excusa 'no tengo dinero' se diluye pues se puede ir elevando la cobertura al mejorar la situación económica.
Por supuesto, los jóvenes tienen menor probabilidad de morir y esto se ve reflejado en costos bajos. Por el contrario, con ciertas enfermedades preexistentes es imposible adquirir una póliza.
En ocasiones son los agentes quienes espantan a sus posibles clientes sobre los requerimientos de cobertura y los hacen caer en un exceso. Es muy recomendable valorar entre un 'seguro puro' y uno con inversión. El primero saldrá más barato, aunque con limitaciones en cuanto a la edad máxima alcanzada y el segundo tiene un componente de recuperación a través de un rendimiento otorgado por la misma compañía.
La intención es blindar a la familia ante una eventualidad y por tanto la relevancia en toda tu estructura de gastos habrá de ser proporcional, es decir, estar de acuerdo con tu estatus socioeconómico, nivel patrimonial, capacidad de pago y estabilidad laboral.
Los beneficiarios deben conocer su existencia pues hay seguros que no se utilizan por este motivo. Si se sospecha que algún familiar recién fallecido tenga uno, puedes acudir a la Condusef a investigar.
Si estás dentro del gran número de mexicanos sin cobertura, piénsalo y averigua los costos, valóralo con tu pareja y recuerda que estás comprando tranquilidad.