Desde San Lázaro

Enrique Ochoa, con un pie afuera

Los cuadros del priismo querían participar en la precampaña de Meade, pero han sido desdeñados y relegados por el dirigente de su partido

El líder nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, está en el ojo del huracán y no sólo por sus insensibles y agresivas declaraciones racistas, sino por la falta de atención a sus correligionarios, quienes deseosos de participar en la precampaña presidencial y en los propios espacios electorales del partido, han sido desdeñados y relegados.

Los cuadros del priismo que operan en la primera fila en los municipios y entidades del país, así como los liderazgos locales, no son escuchados por el CEN del PRI y menos por su líder, quien vive en una burbuja de soberbia, tal vez distraído y preocupado de cómo también él ha sido desplazado del primer círculo de colaboradores de José Antonio Meade (JAM), y no por grillas palaciegas, sino por su propia ineptitud.

Los grupos parlamentarios del tricolor en el Senado y en San Lázaro han elevado sus reclamos a sus coordinadores por la nula atención que existe en la oficina de Enrique Ochoa hacia ellos y, particularmente, a las demandas de sus representados, quienes ya no piden apoyos a sus comunidades, sino ser escuchados.

Se podría decir en descargo del presidente del tricolor que el periodo de precampaña no requiere la movilización de las bases, empero, es precisamente en ese lapso, y sobre todo con un abanderado presidencial no militante del PRI, en donde se necesitaría acercar a las bases con JAM.

Sí hubo eventos en el país y sí participaron los cuadros dirigentes; sin embargo, lo hicieron más por su disciplina que por propia convicción, y cuando hubo acercamientos de los liderazgos locales con el abanderado de la coalición Todos por México, éstos fueron a motu proprio.

El enfado en el Revolucionario Institucional se palpa más entre los diputados federales, que ya no ocultan su malestar contra Ochoa. Como el ADN de los tricolores les impide revelarse, es por ello que están buscando directamente a Meade para expresarle de viva voz su apoyo irrestricto, pero también para manifestarle que les pongan un interlocutor que los escuche y los tome en cuenta.

El enojo del priismo es tanto que esto ha dado pauta para que los rumores de que se va Ochoa crezcan como la espuma, e incluso se asegura que un nuevo dirigente será quien presida los festejos del 89 aniversario del PRI, el 4 de marzo. En ese tenor, hasta se hacen apuestas y ya se barajan nombres del sucesor, con distinguidos personajes de perfil más afín a José Antonio; es decir, honesto, eficaz y preparado, que no tenga cola que le pisen y que pueda llevar el barco a feliz puerto.

Los nombres de Enrique de la Madrid, José Narro y Enrique Martínez y Martínez sobresalen, entre otras opciones; y no obstante que los dos primeros no lograron la candidatura presidencial, estarían dispuestos a tomar los bártulos del Revolucionario Institucional, sin dejar de mencionar que en los casos de Narro y Martínez hay identidad partidista, pues uno fue presidente de la Fundación Colosio y al otro le resaltan su experiencia en cargos de elección, dos veces diputado federal y gobernador, con la particularidad de que los dos son coahuilenses.

Junto con Narro, De la Madrid fue mencionado como posible aspirante a la candidatura por el Gobierno de la Ciudad de México, propuesta que declinaron, no obstante sus buenos resultados en Salud y Sectur, por lo que ambos son bien vistos entre los cuadros tricolores y la base militante para encabezar a su partido. Así las cosas en el PRI.

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