Desde San Lázaro

Gordillo, peligro a la vista

La liberación de la exlideresa magisterial es un error monumental, ya que su principal cometido será la venganza, llevándose en su camino a López Obrador y su secretario de Educación.

Más allá de la politización de la justicia o de la judicialización de la política, de lo endeble de los expedientes y de la injerencia directa de colaboradores de AMLO en la exoneración de Elba Esther Gordillo, resalta el hecho de qué tanto, o no, pueda abonar a la consolidación del Estado de derecho y, sobre todo, a la propia gobernabilidad, la irrupción de un personaje que, más movido por la venganza, pretenda desestabilizar a los dos sindicatos del magisterio, el SNTE y la CNTE, y, con ello, llevar el conflicto hasta el salón de clases.

No hablaremos de la grave omisión en que cayeron tres procuradores Generales de la República y un encargado del despacho en el armado de un caso, sustentado por acusaciones de delincuencia organizada y lavado de dinero, y que, a decir de todos ellos, estaba debidamente soportado, a grado tal que se justificaba con creces la reclusión de la inculpada, pero que ahora, con la decisión del Tribunal Unitario, pues deben, en todo caso, ser llamados a cuentas para, por lo menos, explicar su comportamiento.

Lo relevante ahora es que la gestión del presidente López Obrador no esté sembrada de escollos que compliquen una tarea –ya tortuosa– por decisiones propias, como es el caso de Gordillo, sino que sea un gobierno fuerte, apoyado principalmente por la ciudadanía.

Y este es el tema toral, ya que ahora, en plena luna de miel entre el nuevo gobierno y la mayoría de los mexicanos, todo se celebra o por lo menos no se critica. Ahora se trata de justificar, aún sin entender las repercusiones, en lugar de fustigar el hecho.

Sin embargo, en las redes sociales criticaron fuertemente la liberación, a tal grado que el 83 por ciento condenó la decisión.

De acuerdo con el índice GLAC, El Pulso de la Red, publicado en El Financiero, el 82.6 por ciento de los comentarios en torno a este asunto fueron negativos, sobre todo en el sentido de que Gordillo es "culpable" de corrupción y lavado de dinero, además de los que consideraron que su liberación fue un ejemplo de impunidad.

Las menciones que relacionaron de forma negativa la liberación de Gordillo con el presidente electo consideraron su libertad como "pago por el supuesto apoyo" a Morena en la campaña, además de comparaciones con Manuel Bartlett y René Bejarano como "ejemplos de corrupción".

El capital político con el que arranca AMLO se empieza a desgastar, de forma gradual y paulatina, y que a la larga no sólo lo perderá, sino que presentará serios pasivos, como sucede en la actualidad con Peña Nieto.

Sin ocupar aún la Presidencia, se han tomado decisiones muy costosas que por desgracia cobrarán factura en el mediano plazo.

La liberación de Gordillo ha sido un error monumental que tendrá consecuencias desastrosas.

Ella no responde a la lógica de una persona "normal", que después de recobrar la libertad se dedica a gozar de su nuevo estado, con familiares y amigos. De recobrar el tiempo perdido.

Ella estará abocada a vengarse no sólo contra quienes la recluyeron, sino contra aquellos que la despojaron de lo que considera "suyo", como es el SNTE.

No le importa que esta revancha perjudique a López Obrador, ni que haga daño a la gestión de Esteban Moctezuma que, en lo que se encarga de darle nuevos derroteros a la reforma educativa y a la descentralización del sector, tendrá que evitar que la SEP se le desmorone entre las manos por conflictos en el magisterio.

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