Desde San Lázaro

Papel de patiño de la LXIV Legislatura

La próxima legislatura tendrá como característica que la mayoría es de Morena y con una mayor presencia de mujeres; pero también habrá miembros que solo van a ser bultos.

A tambor batiente se trabaja en San Lázaro para recibir a los nuevos 500 diputados que integrarán la LXIV Legislatura, cuya particularidad será la presencia mayoritaria de la bancada de Morena y, por supuesto, que estará integrada por más legisladoras en la historia del Congreso de la Unión, ya que por primera vez superarán el 45 por ciento de curules, 243 en la Cámara baja y 63 en la alta.

La lista preliminar de diputados de la alianza Morena-PES está conformada por 309; le sigue la coalición PAN-PRD-MC, con 129, y PRI-PVEM, con 62.

En el Senado: Morena, 55; PAN, 23; PRI, 13; PES y PRD, ocho por bancada; MC y PVEM, siete cada uno; PT, seis, y Nueva Alianza, uno.

La apabullante mayoría que tendrá Morena en ambas Cámaras le permitirá, además de apropiarse del control absoluto de los máximos órganos directivos, asumir el manejo de las principales comisiones de trabajo.

Ante este escenario, se vislumbra que si la oposición no asume un rol protagónico en el trabajo legislativo y deliberativo, López Obrador podrá concretar todas las reformas que desee, que pudieran ir desde la abrogación del entramado jurídico que dieron nacimiento a las reformas educativa y energética, hasta abrir la reelección presidencial.

En la Cámara de Diputados ocurre una situación sui generis en estos momentos, ya que los diputados aún en funciones acuden con sus séquitos de ayudantes a desalojar sus oficinas y verificar que sus dietas y liquidaciones estén a buen resguardo en sus chequeras, en contraparte, los diputados que comienzan a trabajar a partir del 1 de septiembre recorren las instalaciones del Palacio de San Lázaro, unos con el interés de escoger las mejores oficinas y otros, sorprendidos, se percatan de los daños ocasionados por los sismos del 19 de septiembre.

Ciertamente, en todas las bancadas hay personajes de toda índole: unos que van a ir a hacer bulto y otros jugarán un papel fundamental en la historia legislativa del país.

Llama la atención que la fracción del PRI sea la quinta en cuanto a presencia, además de que sus miembros más notables son obtusamente grises. Allí está el nefasto Enrique Ochoa Reza, quien fue uno de los causantes de la derrota de ese partido, y la tristemente célebre Ximena Puente.

Para dirigirlos se perfila René Juárez, que estará acompañado por Rubén Moreira, Ana Lilia Herrera, Ismael Hernández y, por supuesto, los mexiquenses de no tan grato recuerdo, Luis Miranda, Ernesto Nemer y Ricardo Castillo.

En la Cámara de Senadores será Miguel Ángel Osorio Chong el coordinador, apoyado por el experto en lides legislativas, Jorge Carlos Ramírez Marín.

En cualquiera de los casos, todo apunta que los tricolores serán borrados del mapa, en todos los aspectos, por sus pares, tanto por su abrumadora mayoría, como por el bajo perfil que tienen, claro, con honrosas excepciones.

El contrapeso que pudiera existir a la omnipresencia del próximo presidente de la República en el Poder Legislativo, no existirá, al contrario, será comparsa de todas las ocurrencias.

Ese papel de patiño que jugará la LXIV legislatura tendrá efectos desastrosos en la vida institucional del país, en su consolidación democrática y, sobre todo, en impedir que se mantenga el desarrollo sustentable del país.

Ojalá este pronóstico sea equivocado. Sin embargo, la realidad se impone ante los buenos deseos.

Por lo pronto estaremos atentos a las plenarias, particularmente la que lleve a cabo Morena, y por supuesto a la designación de su líder de bancada, que estaría entre Horacio Duarte y Tatiana Clouthier, quien a lo mejor perdió puntos por manifestar su rechazo al nombramiento de Manuel Bartlett como titular de la CFE.

En el Senado, Ricardo Monreal dejó en el camino a Martí Batres, quien por cierto cada vez se aleja más del círculo cercano de AMLO.

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