Desde San Lázaro

Prueba de fuego para AMLO, el Paquete Económico 2019

Más allá de las promesas de campaña, el nuevo Legislativo con mayoría de Morena empezará a padecer en carne propia el gravísimo problema que representa la asignación de recursos a sus diversos programas.

A partir de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación declare a Andrés Manuel López Obrador, presidente electo, que se espera sea esta semana, iniciará oficialmente la transición y con ello, su equipo empezará a preparar el Paquete Económico para 2019, que incluye los Criterios Generales de Política Económica, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, que deberán enviar al Congreso antes del 15 de noviembre.

Esto quiere decir que, más allá de promesas de campaña, el equipo de AMLO empezará a padecer en carne propia el gravísimo problema que representa la asignación de recursos a los programas que piensa crear en apoyo a sectores de la población, como adultos mayores o jóvenes sin empleo y sin opciones educativas, amén de fondear el costo de la descentralización, entre otros anuncios que responden más a cuestiones electorales que a un presupuesto de gobierno, real, austero y equitativo.

No es lo mismo ser cantinero que borracho y, efectivamente, nada tienen que ver los señalamientos de un candidato a la presidencia de la República, con un renovado Congreso y, por supuesto, un nuevo titular del Ejecutivo federal, que tienen que definir el Paquete Económico con una mejor distribución de los ingresos y del gasto, bajo la prioridad de canalizar recursos para dar cumplimiento a los compromisos de campaña, sin desatender rubros torales, como el servicio de la deuda; el gasto corriente, que tiene que ver más con sueldos y salarios de la burocracia y el gasto social, entre otros tantos compromisos que tienen los tres órdenes de gobierno y los tres poderes de la Unión.

El famoso programa de austeridad que piensa a echar andar el presidente electo y con el cual se piensa fondear los nuevos programas, nomás no alcanza para siquiera asegurar, por ejemplo, que inicie el traslado de las dependencias del gobierno federal hacia el interior de la república.

Al final del día, ésta quedará más como una ocurrencia que como un serio paquete de acciones administrativas para mejorar la operatividad del propio gobierno, ya que se trata de movilizar a más de un millón de personas, al tiempo de crear la infraestructura básica, como viviendas, servicios y nuevas oficinas; centrales de abasto de alimentos y servicios, etc., para soportar a esos burócratas que llegarán a asfixiar a ciudades como Morelia, Puebla, Ciudad del Carmen, Colima, Tuxtla Gutiérrez, Chilpancingo, SLP, Tlaxcala, Cuernavaca, Zacatecas, Bahía de Banderas, por citar algunas que en la actualidad ya tienen serias dificultades para atender a la población existente.

El próximo secretario de SHCP, Carlos Urzúa, se ha comprometido a mantener una política macroeconómica estable; respeto irrestricto a la autonomía del banco central; régimen de tipo de cambio flexible; decrecer la deuda pública y no subir las tasas tributarias.

Todos los gobiernos con principios ideológicos emanados del Foro de Sao Paulo, y ahora debemos incluir al de López Obrador, han despotricado sistemáticamente contra la "injerencia intervencionista del FMI"; sin embargo, el nuevo gobierno tendrá que pedirle a ese organismo internacional la renovación de la línea de crédito, que es del orden de 80 mil millones de dólares.

El Paquete Económico 2019, será la primera prueba de fuego para el virtual presidente López Obrador, que ni siquiera podrá echarle la culpa al Congreso, ya que tienen el control total de él, para justificar que no podrá cumplir con las promesas de campaña.

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