Si algo podemos aprender de lo que está sucediendo en Estados Unidos, con un presidente autoritario, populista y con tendencias fascistas, es la importancia de los pesos y contrapesos que representa un sistema de justicia independiente. Otra lección importante es que la probidad y la capacidad de los asesores y secretarios sí cuentan y, de hecho, podría ser fundamental en el éxito o fracaso de un gobierno. El tener una burocracia con experiencia y leal a la Constitución y el Estado de derecho, también podría ser una de las lecciones aprendidas durante esta crisis de gobernabilidad que se está viviendo en "El Mundo Según Trump".
Si Andrés Manuel López Obrador quiere ser recordado como un extraordinario mandatario, que promovió una "Cuarta Transformación" que cambió en una forma fundamental el futuro de México, debería apostar por fortalecer los pesos y contrapesos que requiere toda democracia.
Aunque él asegure que no es corrupto, que es austero y que no es autoritario, para su sucesor serán demasiadas las tentaciones de hacer uso del poder del Estado para imponer y mantener el poder. No importa quién sea. El fenómeno y la credibilidad del presidente electo Andrés Manuel ante el electorado es histórico, y es difícil imaginarse a un personaje como él, en las siguientes décadas, que pueda ascender al poder y gobernar con tanto apoyo de la población como lo tiene. Es improbable que de haber un presidente electo de otro partido que no sea Morena, vaya a suceder una transición tan pacifica, hasta amistosa, como la que estamos viviendo en este momento. Por razones que la historia algún día nos compartirá, la transición de Peña a AMLO ha sido históricamente democrática, casi un ejemplo para los libros de texto. En cualquier momento, las elecciones de 2018 pudieron ser una de las más caóticas y más violentas de la historia. No fue así.
Tal vez fue el momento histórico y los personajes. Pero seamos claros, no fue por la fortaleza de las "instituciones". La falta de instituciones independientes ha permitido que México se encuentre en uno de los momentos más violentos de su historia, que hayan gobernado los más corruptos, que hayan desaparecido miles y miles de personas, y poco, muy poco, avance en contra de la pobreza y la marginación.
AMLO y Peña se comportaron como estadistas, pero observando en la conferencia de prensa las caras de los secretarios salientes, si fuera por ellos, hubieran claramente preferido otro candidato ganador.
Y sí, el presidente Peña Nieto será recordado como el gobernante priista que "permitió" que un candidato de la izquierda ganara y se convirtiera en el siguiente presidente de México.
Andrés Manuel López Obrador necesita apostar no a afianzar el poder de él y su partido, sino en su legado histórico, que debería ser asegurar y fortalecer los pesos y contrapesos para que al terminar su mandato la democracia mexicana sea más fuerte, y no destruir o debilitar las instituciones. Y conste que su equipo de asesores y los que buscan el poder mediante Morena, lo presionarán para hacer lo contrario. Esto sería natural, ya que argumentarán: ¿Cómo podrá dejar que se les escape el poder después de décadas de lucha por parte de la izquierda? Apostarle al futuro de la democracia no necesariamente será lo más popular entre sus seguidores.
Pero el estadista que pudiera ser Andrés Manuel tiene la capacidad de dejar huellas, que podrían definir la historia de México. El legado de un gobernante autoritario, incapaz o corrupto, literalmente puede desaparecer en cuestión de semanas, durante el proceso de transición de un gobierno a otro. Botón de ejemplo: lo que le está sucediendo a Peña Nieto y a su equipo.
Son los pesos y contrapesos de la rama judicial, de los medios de comunicación, de los gobiernos estatales y una burocracia ferozmente fiel a los conceptos constitucionales y política democrática, lo que ha permitido que Donald Trump no destruya e imponga por completo políticas racistas, xenofóbicas y hasta peligrosas para la humanidad. ¿Y la importancia de una rama legislativa o partidos políticos que puedan hacer oposición a un gobierno inepto, incapaz o corrupto? ¿Y la clase empresarial? ¿Y la sociedad civil y ONG? ¿Las iglesias? ¿Qué papel han jugado en "El Mundo Según Trump"? Algunos argumentarían que partidos, la clase empresarial, las iglesias y algunos medios le han apostado al autoritario y posiblemente demente presidente de Estados Unidos: Trump.
Presidente Andrés Manuel López Obrador, no le apueste al poder, ya lo tiene. Ahora hay que apostarle al futuro de la democracia.