Análisis sin Fronteras

No habrá guerra, no le hagan caso a Trump

Las amenazas del que se supone es el hombre más poderoso del mundo tienen menos valor que un rumor periodístico.

En cualquier otro momento de la turbulenta historia entre 'amigos distantes', las declaraciones del presidente Trump de los últimos días tendrían solamente una interpretación: México y Estados Unidos están en la antesala de una guerra en la frontera.

Y es que no sólo amenazó con desplegar tropas entre ambos países, también sugirió la 'opción nuclear', si fuera necesario, para asegurar la frontera.

¡Órale! ¿Seriously?

Trump lanzó un tsunami de tuists desde el viernes pasado, exigiendo, entre otras cosas, que "el Congreso debe pasar inmediatamente la Legislación Fronteriza, usar la Opción Nuclear, si es necesario, para detener la entrada masiva de drogas y personas. Los agentes de la Patrulla Fronteriza (e ICE) son EXCELENTES, pero las débiles leyes de dems (sic) no les permiten hacer su trabajo. Actúa ahora Congreso, ¡nuestro país está siendo robado!

(Hay que señalar que Trump en su tuit dijo robado, no invadido).

Uno podría argumentar que el uso de la palabra nuclear es, además de una estupidez, una metáfora de la importancia que le da al tema. Pero una vez que amenazas con usar la opción nuclear, yo me pregunto ¿qué sigue?, ¿destruir el planeta?

(Cuando Trump escupe tantas amenazas y tonterías, yo me pregunto dónde está la Liga de la Justicia o los Avengers para rescatarnos de este morón).

Volvamos a las amenazas de Trump. Además de la "opción nuclear", al mediodía de ayer martes el presidente Trump, en una reunión con varios mandatarios de Europa del este, comentó que desplegaría tropas a lo largo de la frontera con México "hasta que se haya construido el muro", proponiendo una escalada de esfuerzos para prevenir que la gente entre a Estados Unidos de manera ilegal. "Vamos a vigilar nuestra frontera con nuestro ejército. Es un gran paso", dijo Trump. "No podemos tener un flujo de gente de manera ilegal en nuestro país, desapareciendo y, por cierto, jamás mostrándose en la Corte". También dijo que se reuniría "en breve" con el secretario de Defensa, James Mattis, sobre el despliegue. "La frontera mexicana está muy desprotegida por nuestras leyes (…) Tenemos leyes horribles, horribles e inseguras en Estados Unidos y esperemos que pronto hagamos algo al respecto. Nos preparamos para que nuestro ejército asegure nuestra frontera (…) creo que es algo que debemos hacer".

Eso fue lo que dijo.

En cualquier otro país, que no fuera México ni Estados Unidos, los estrategas estarían desempolvando los planes de guerra y los batallones estarían acuartelados, preparándose para empezar una movilización hacia la frontera, y la Bolsa Mexicana de Valores se hubiera desplomado junto con el peso.

Pero como estamos viviendo en #ElMundoSegunTrump, al contrario, el peso se apreció en los últimos días, porque tuvieron más credibilidad los rumores de que a Trump le urge llegar a un acuerdo sobre el TLCAN en las siguientes dos semanas, que las amenazas bélicas hechas en viva voz por el presidente de Estados Unidos.

¡Wow! Las amenazas del que se supone es el hombre más poderoso del mundo tienen menos valor que un rumor periodístico.

Se asume que la diarrea de tuits que lanzó Trump es una señal de desesperación o intento de presionar a México y atender las xenofóbicas posiciones de sus electores.

Y es que una vez que se decida el futuro de NAFTA (ya sea que se llegue a un acuerdo o no), Trump pierde casi inmediatamente su capacidad de presionar a México y Canadá en otros rubros.

Así de sencilla es la ecuación.

La idea de militarizar la frontera no es nueva. George W. Bush desplegó la Guardia Nacional en la frontera, en 2006, operativo que duró dos años, enviando más de seis mil soldados a California, Arizona, Nuevo México y Texas para reparar vallas fronterizas secundarias, construir cerca de mil barreras metálicas y sobrevolar, con agentes de protección fronteriza, en helicópteros para interceptar a los inmigrantes que intentan ingresar ilegalmente. También en 2010 el gobierno de Obama desplegó tropas de la Guardia Nacional como parte de un plan de protección fronteriza.

Y no pasó nada. Bueno, lo que sí sucedió es que se detuvieron y deportaron a número histórico de indocumentados.

El problema de desplegar tropas es que es una pesadilla administrativa y de recursos. ¿De cuál presupuesto sale el pago de miles de soldados en activo, Guardia Nacional o de la reserva? Trump ya ha expresado en privado que va a financiar la construcción del muro con México mediante el presupuesto militar de Estados Unidos.

No será la primera vez que el Pentágono ignore los arrebatos del presidente, con más razón se debe ignorar en México. Para qué tantos brincos estando el suelo tan parejo.

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