Los únicos que no quieren hacer una alianza para aglutinar el voto útil en contra de Andrés Manuel López Obrador son los únicos que podrían sellar el acuerdo: los candidatos Meade y Anaya. Así que podrán pararse de cabeza los empresarios, gritar despavoridos los economistas, amenazar con sacar inversión extranjera del país, predecir el apocalipsis a partir del 1 de diciembre, pero seamos honestos: Meade y Anaya ya quemaron sus naves y lo que estamos observando es cómo se pelean por un salvavidas.
¿Por qué los que buscan este acuerdo del voto útil no dan la cara para decir quiénes son? Porque les asusta la presidencia del candidato de Morena y cómo impactaría a todos la elección de AMLO.
A la fecha, los cabildeos en contra de Andrés Manuel y a favor del voto útil parecería que tienen que ver más con promocionar sus intereses propios y no una preocupación por el futuro del país, de la educación, de la niñez, el derecho de la mujer, etcétera.
Muchos dirían que es el temor de perder el hueso o la libertad –o los dos– lo que empuja a estos cabilderos escondidos del voto útil. Esto explica por qué los anteriores opositores de AMLO, los que lo atacaron como populista y como demagogo, ahora se cobijan bajo su manto y lo promocionan como un estadista. Lo que más sorprende es que estos mismos opositores del Proyecto de Nación, al ser acobijados por AMLO, de una forma rara obtienen más credibilidad que los que se han mantenido firmes en sus convicciones partidistas. En un mundo normal, un candidato que busca y protege personas que son criminales, bandidos, corruptos, mentirosos o chapulines políticos, generalmente impacta en la credibilidad del caudillo.
En el caso de AMLO, no. Entre el descrédito del PRI, el mal humor social y la búsqueda de un cambio, esto permite que los cuestionamientos de quienes ahora apoyan al candidato de Morena se limpien de culpas.
¿Se pueden imaginar el escándalo si José Antonio Meade saliera a defender la candidatura de 'Napito'? ¿Se pueden imaginar a Ricardo Anaya asegurando que no perseguiría a Salinas o a Peña Nieto?
Y tras ver las encuestas de hoy –aunque todavía mucho puede suceder en dos meses–, sugiero que se vayan acostumbrando a decir: presidente Andrés Manuel López Obrador.
El comportamiento de los que deberían de promover a su candidato o el voto útil crea sospechosismo… Parte del PRI y del PAN quieren que gane Andrés Manuel López Obrador, ya sea para asegurar su hueso o su libertad. A Miguel Ángel Osorio Chong, futuro senador plurinominal del PRI, le conviene que gane José Antonio Meade, ¿o preferiría a AMLO para poder negociar programas y legislación, incluyendo inmunidad de los funcionarios y presidentes? Los panistas de Calderón y de Zavala quieren rescatar el PAN, y para hacerlo tiene que ganar AMLO, ¿verdad?
Cuando se hacen la pregunta de por qué los priistas en el Senado no aprobaron la legislación de la Cámara baja, permitiendo que se persiga penalmente a funcionarios y presidentes, ¿fue porque quieren proteger al presidente Peña? ¿O sería para poder negociar con el nuevo presidente Andrés Manuel?
Sí, el mundo está al revés.
Y a los que con añoranza recuerdan el voto útil de 2000, que permitió la transición democrática en el país cuando fue electo Vicente Fox, sugiero que dejen de soñar. El voto unido de la izquierda y de la derecha que sacó al PRI de Los Pinos podría ser el mismo voto de los electores mal humorados que saque de Los Pinos al PRI y al PAN.
Y todos los intentos por asustar al electorado de que seremos una nueva Venezuela, de que México será un país socialista, o fortalecer la guerra sucia en contra de AMLO, créanme, serán en balde.
Los que promueven el voto duro tienen que reconocer el enojo del electorado, darles esperanza de que el siguiente presidente será mejor, crear una plataforma que reconoce el desastre que han sido los últimos seis años. Pero sobre todo necesitan que los candidatos salgan a pedir el voto útil (y dejen de pelearse), pero además deben tener figuras públicas, reconocidas, con credibilidad, que salgan a explicar el porqué votar en contra de Andrés Manuel López Obrador les beneficia a ellos y a México.
Si no pueden hacer esto, empecemos a practicar y decir: presidente Andrés Manuel López Obrador.