A partir de los premios de Cannes en mayo del año pasado, empezamos a escuchar sobre el fenómeno cinematográfico Emilia Pérez. La película, escrita y dirigida por el cineasta francés Jacques Audiard, ganó el Premio del Jurado, y sus cuatro actrices protagonistas el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes 2024. Hace unas semanas, Emilia Pérez volvió a los reflectores, esta vez llevándose cuatro premios en los Golden Globes, incluyendo el Premio a la Mejor Película - Musical o Comedia.
La cinta se encuentra llena de controversias, empezando por el hecho de que su historia transcurre en México, pero la película no se estrenará en el país hasta el 23 de enero.
Sin embargo, esta podría ser la menor de las controversias. Emilia Pérez aborda temas de género, transición de género, identidad, narcotráfico, corrupción y desapariciones. El problema no radica en los temas que toca, sino en la ligereza, o el cinismo con los que se abordan. Los mexicanos no tenemos miedo a reírnos de nosotros mismos, pero lo hacemos con sátira y una crítica social sofisticada. Emilia Pérez está catalogada como musical, comedia y película de crimen. Jacques Audiard la describió a Guillermo del Toro, en una entrevista, como una ópera y podría decirse que es una ópera rock. Esta tragedia cuenta la historia de un narcotraficante que decide cambiar de sexo y busca a una abogada para que lo ayude. La inspiración de la historia de Emilia Pérez viene de un capítulo de una novela que Audiard leyó, donde se encontraba un personaje que podría haber sido mexicano o polaco, un mafioso que quería cambiar de sexo. El director decidió que la novela no desarrollaba suficientemente al personaje, por lo que decidió hacerlo él mismo. Durante la pandemia, tuvo un brote de inspiración en el que escribió el borrador de lo que él llama una ópera: 28 páginas en 28 días. En resumen, la película no pertenece a un solo género, pero lo que se puede rescatar de esto es la originalidad del director.
La superficialidad también se refleja en los personajes. Los temas son bastante fuertes, pero nunca se profundiza realmente en las motivaciones de ninguno al cometer los actos que realizan. Además, se establecen muchos absolutos: Manitas del Monte, el narcotraficante, es un personaje extremadamente malo, mientras que Emilia Pérez es una santa (spoiler alert: incluso es canonizada al final de la película), aunque en realidad es la misma persona. Este uso de estereotipos está presente durante toda la película. La escena con la que empieza muestra un México dramatizado, casi caricaturesco, como una versión gringa de lo que se piensa sobre México. Esto podría parecer una parodia, lo que le daría un tono bastante interesante a la película. Sin embargo, el director optó por una historia de redención, que resulta bastante absurda. Quedan de lado el dolor y la angustia de las madres y familiares que luchan por los desaparecidos, los horrores del crimen organizado y la tragedia nacional. El tema se presenta como un espectáculo, visto desde afuera.
No obstante, hay que recordar, que exactamente eso es Emilia Pérez: una romantización de una historia mexicana contada por un extranjero. Audiard no habla español, la grabación no ocurrió en México y el elenco cuenta con muy pocos mexicanos. Las tres actrices principales Karla Sofía Rascón, Zoe Saldaña y Selena Gomez han sido criticadas por sus actuaciones. No son las primeras actrices en interpretar personajes de otra nacionalidad, pero lo que es muy notorio para nosotros, es que no suenan mexicanas. Esto recuerda las críticas que los colombianos hicieron a Wagner Moura por no sonar colombiano al interpretar a Pablo Escobar en Narcos y aunque tanto los extranjeros como los críticos amaron la serie.
La realidad es que Audiard representó a México como él se lo imagina, como un extranjero que visita y vive solo una probadita de nuestro país. Aunque tenía algo de contexto y mencionó su encanto por Morelia, no está al tanto de las susceptibilidades y de la importancia de ciertos temas, menos aún en el año en el que se cumplieron 10 años de los desaparecidos de Ayotzinapa.
Emilia Pérez es un cuento de hadas (o una historia de terror) y debe de tomarse como tal: como una representación de los problemas imaginados por una élite, un México idealizado visto a través de un lente cinematográfico.