Se le agota el tiempo a Pemex para asegurar la continuidad de sus operaciones en la segunda mitad del año, y la opción que me cuentan se está analizando en la oficina de Carlos Treviño, a sugerencia de Juan Javier Hinojosa Puebla, director de Pemex Exploración y Producción, y es dar asignaciones directas exprés para sustituir aquellos contratos que se vencen el mismo día de la elección presidencial.
Esta decisión que evalúa la directiva de la petrolera nacional contraviene a todas las recomendaciones hechas por organismos internacionales y va en contrasentido al trabajo del antecesor de Treviño, el hoy secretario de Hacienda, cuando el candidato José Antonio Meade ocupaba este lugar y le tiraba línea desde la dependencia recaudadora.
En pleno clima electoral sería inadmisible que Pemex, para garantizar que seguirá operando el resto del año y ante un eventual cambio de gobierno, otorgue contratos a empresas que no han dado seguimiento a esos proyectos y que no están familiarizadas técnicamente, pues tienen el riesgo de repetir errores del pasado.
Recordemos cómo en 2016 se le asignó a Perforadora de Fluidos Mexicanos, mejor conocida como PIN, un contrato con valor de más de 200 millones de dólares, sin comprobar por completo su experiencia, una asignación otorgada en el último respiro de la administración de Lozoya Austin, camino que esperemos que Treviño no siga por consejo de Hinojosa.
Y por muy exprés que sea el proceso, es extraño que el mismo director de Pemex Exploración y Producción desconozca los tiempos estimados para llevar a cabo una nueva contratación, pues el histórico marca que se lleva un tiempo aproximado de seis meses a un año, por lo que la tarea titánica que busca realizar lo único que provocará es poner en riesgo las metas de producción de aceite y gas. También se le olvida aquel discurso del exdirector, José Antonio González Anaya, donde enfatizaba la necesidad de transparentar todo lo referente a asignaciones directas dentro de Pemex, aunque quizá eso mismo es lo que trata de aprovechar Hinojosa Puebla, que justamente su exjefe ya no está.
Son 74 días los que tiene Pemex para encontrar una solución, el tiempo corre, y muchos ejecutivos de la petrolera ya tienen sus esfuerzos orientados a buscar lugar en el siguiente gobierno. Este es un tema primordial para la petrolera, un foco que pasó de amarillo a rojo y que no ha podido ser resuelto al no querer extender los contratos vigentes, que sería la solución más eficiente ante el reto de corto plazo.
Reportando desde España
Que anduve unos días en España, con Iberdrola, el mayor generador de aquel país y segundo aquí en México. De la charla con ejecutivos y gente que toma decisiones en ambos lados, dos apuntes:
1) No temen a López Obrador pero ni tantito. De hecho, confían en que si pudieron hacer negocio en el país mientras tuvimos un rotundo monopolio, el nacionalismo de Andrés Manuel "seguramente ofrecerá otras oportunidades de negocio", afirman.
2) La reforma eléctrica mexicana es ampliamente celebrada en la madre patria; sin embargo, reconocen que ha sido un error no solicitar garantías de seriedad importantes, con fuertes cantidades de dinero, a los participantes de las subastas del mercado eléctrico mayorista, donde hoy se tienen detenidos gran parte de los proyectos, como hemos dado cuenta aquí en este medio, por lo que sugieren tomar medidas al respecto, pues al menos ellos no anclarán su crecimiento a esas subastas, prefieren los contratos bilaterales donde les ha ido de lujo… ¡Y olé!
Ronda cero, ronda uno
Con un prólogo de Cuauhtémoc Cárdenas, Víctor Rodríguez Padilla, quien trabajó como asesor en el Consejo de Administración de Pemex y hoy es catedrático e investigador, presentará en la UNAM su libro Ronda Cero, Ronda Uno: Despojo del patrimonio, entrega del petróleo y pérdida de la renta petrolera". Por el título te imaginarás la dureza y línea del texto. Lo que sorprende es que en la presentación hablará, entre otros, Gustavo Hernández, exdirector de Pemex Exploración y Producción, y su tocayo, Gustavo Rodríguez, exsecretario ejecutivo de la OLADE. ¡Plop!