Benito Solis

Empieza el gobierno con fuertes presiones económicas

Este sábado inicia un nuevo periodo de gran entusiasmo en el gobierno federal para emprender cambios políticos y sociales de gran envergadura, pero con incertidumbre por parte de los inversionistas.

El gobierno saliente entrega el país con un crecimiento económico anual del 2.5 por ciento, una inflación de 4.6 por ciento, con tendencia decreciente y con un Tratado de Libre Comercio negociado (y probablemente firmado) con los Estados Unidos y Canadá, lo que da certidumbre a los exportadores e importadores nacionales. Por su parte, el próximo sábado inicia un nuevo periodo al gobierno federal con gran entusiasmo para emprender cambios políticos y sociales de gran envergadura.

Debido a que el partido Morena tiene mayoría en el Congreso, ha presentado y logrado la aprobación de diversas iniciativas de leyes, que ya le imprimen su sello al régimen entrante, lo que ha generado una grave preocupación entre los diversos inversionistas y ahorradores, empresas y la comunidad internacional. Hay que enfatizar que los inversionistas y ahorradores se fijan en un futuro probable para su toma de decisiones, por lo que los datos estadísticos son solo una referencia. El hecho de que la economía crecía hasta septiembre pasado es irrelevante para sus actuales decisiones financieras y les preocupa más si habrá controles de precios, modificaciones a las leyes respectivas o incremento en la inflación en los siguientes meses. El actual comportamiento de la Bolsa de valores y del tipo de cambio es reflejo de la actual incertidumbre.

Es frecuente que los nuevos gobiernos empiecen sus periodos con gran entusiasmo porque "ellos si saben lo que hay que hacer", pero una vez en el poder comprueban que el manejo de la administración pública es más complejo y difícil de lo que percibían. Esto es debido a que cada palabra y acción de los gobernantes tienen importantes consecuencias. Como ejemplo está el comentario de AMLO de que dará visas y empleos a los centroamericanos que lo quieran, lo cual influyó en el actual movimiento migratorio o la iniciativa de controles a las comisiones que cobran los bancos para que se tuviera un deterioro adicional del tipo de cambio y en las tasas de interés. Por lo mismo, el entorno político y económico puede ser muy diferente cuando terminan su periodo.

Se tienen casos de gobiernos que finalizan su ciclo sexenal con gran fuerza, como Salinas, que incluso se pensó que podría reelegirse. Otros gobiernos han terminado su mandato en medio de fuertes crisis económicas, como Echeverría en 1976, cuando el peso tuvo una fuerte devaluación después de estar fijo respecto al dólar por 22 años. La gente no sabía cómo proteger sus ahorros y por desconfianza hacia el gobierno sacaban su dinero de los bancos y se lo llevaban ¡a sus casas en efectivo!

Hay que destacar el discurso que dio el presidente entrante, José López Portillo, en su toma de protesta, que devolvió la tranquilidad y la confianza a la población y a las empresas. Esto permitió que en los siguientes años se tuvieran crecimientos cercanos al 9 por ciento, con gran inversión y generación de empleos. Sin embargo, al descuidar la estabilidad económica, conjuntamente con una fuerte reducción en el precio del petróleo, se produjo una gravísima crisis que desembocó en el colapso del sistema bancario y una brutal fuga de capitales. Los siguientes tres gobiernos dedicaron gran parte de sus esfuerzos a recuperar la estabilidad económica del país, lo que algunos denominan la 'década perdida'.

Hoy es claro que sin importar los grandes objetivos que persigan los distintos gobiernos en las diferentes naciones, los mismos no se pueden conseguir sin un buen manejo de la economía y con estabilidad. Esto se aplica lo mismo a Estados Unidos o a Vietnam, a Chile o a China, a Suecia, a Perú o a Argentina, todos los cuales son ejemplos de lo que sucede cuando se abandona el buen manejo financiero de la economía, siendo los más perjudicados las clases más pobres. México no es la excepción a esta regla.

Por lo mismo, el discurso de toma de protesta del próximo presidente definirá gran parte de su gobierno. Es el momento de inspirar confianza y estabilidad para tener crecimiento económico, creación de empleos y mejorar la distribución del ingreso o se perderá gran parte del próximo sexenio en recuperarlas.

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