Benito Solis

Inicia un nuevo gobierno y… ¿ahora que sucederá?

Solís recuerda que los gobiernos no tienen ingresos ilimitados para financiar el gasto y que si el sector productivo se deteriora, aporta menos recursos

Según encuestas recientes, el gobierno entrante inicia con un elevado nivel de aprobación, mayor al que tuvieron Calderón y Peña Nieto en su momento (aunque menor al de Fox cuando inició su periodo en la presidencia). Además, las expectativas que ha generado entre la mayoría de la población son muy elevadas y espera resultados en un plazo breve.

Tanto en el mensaje de toma de protesta como en el Zócalo se mencionaron una larga lista de problemas que tiene el país, muchos acertados y preocupantes; aunque algunos otros exagerados, como son el estancamiento de la economía nacional. Por ejemplo, el PIB nacional crece al 2.5 por ciento al año, pero en varias e importantes zonas del país este porcentaje es el doble o más, como sucede en el Bajío, en las zonas turísticas y en diversas áreas agrícolas. La inflación es significativamente menor a la que se tuvo en décadas pasadas y existen diversos mercados muy flexibles y de magnitud muy considerable, como son el del tipo de cambio, el financiero, de importaciones de todo tipo, así como de exportaciones, los cuales generan una gran cantidad de empleos muy competitivos y otros muchos más.

En los discursos se ofrecen diversos beneficios a distintos sectores de la población, como son la generalización de las pensiones para los adultos mayores que además se duplicarán, la creación de 100 universidades en el país, la disminución del IVA y del ISR en la zona fronteriza, el programa de jóvenes por medio del cual se contratará a 2.5 millones de personas, así como 10 millones de becas a estudiantes en todos los niveles. También resalta la construcción y modernización de refinerías de petróleo, la construcción del tren en el sureste y en el istmo de Tehuantepec y otros proyectos más.

Finalmente, se indica que se tendrá un superávit primario fiscal para evitar el deterioro de la estabilidad macroeconómica.

Sin embargo, no queda claro de dónde se obtendrán recursos suficientes para poder cumplir con todas estas promesas. No parece que se reducirá la corrupción en la magnitud deseada ni que los ingresos por la venta de los aviones del gobierno serán suficientes para poder cubrir estos gastos permanentes.

Además, el incremento en las tasas de interés y el tipo de cambio han elevado de manera significativa el servicio de la deuda, lo que reduce el margen de maniobra de las finanzas públicas.

Hay que enfatizar que los gobiernos no tienen ingresos ilimitados para financiar sus gastos y que los mismos los obtienen de los recursos que extraen de la sociedad, principalmente por medio de impuestos, por el cobro de sus servicios y concesiones, por emisión de deuda pública y por el llamado impuesto inflacionario. Sin embargo, si el sector productivo se deteriora, puede aportar menos recursos a los gobiernos.

Es en estos momentos en que se está definiendo cómo será la nueva relación entre el gobierno entrante y el sector productivo, por medio del cual las empresas y los particulares podrán tomar decisiones. En la medida en que se retrasen estas definiciones se pospondrán inversiones relevantes para el crecimiento del país.

Esto es especialmente importante para las pequeñas y medianas empresas, ya que las más grandes tienen sus procesos de decisión muy definidos y cuentan con mayor información.

Sin embargo las pequeñas, que representan la mayoría de la economía, tienen una gran incertidumbre y preocupación.

Cada vez que se menciona una nueva medida de política económica se sabe a quién se pretende beneficiar, pero no siempre son claros los sectores y grupos perjudicados.

Por lo mismo, es fundamental para el correcto funcionamiento de la economía que se avance en la definición de cómo se tomarán las decisiones de política económica en los siguientes años y de dónde se obtendrán los recursos para cumplir con las promesas. Existe una seria preocupación de que se incrementarán los impuestos o la inflación, lo cual modificaría la manera en que operan las empresas. En la medida en que se retrasen estas definiciones, mayor será la caída en la inversión privada (que representa las cuatro quintas partes de la total) y, por ende, en el crecimiento económico. Sin embargo, sin crecimiento económico no se podrán cumplir las promesas, por lo que se incrementará el descontento social y se reducirá la popularidad del gobernante.

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