Los cambios políticos sexenales en nuestra nación han tenido un impacto fuerte e incluso traumático, con frecuencia, en la economía nacional en el último siglo. Cuando inicia un nuevo gobierno es normal tener desaceleración en la producción y el empleo debido a la falta de experiencia de los nuevos funcionarios públicos y al desconocimiento de los problemas que la administración previa estaba enfrentando.
Sin embargo, en ocasiones esta situación se puede deteriorar aún más llegando a presentarse crisis cambiarias y financieras de gran magnitud, como sucedió en 1976 con una drástica devaluación del peso después de dos décadas de tener el tipo de cambio en 12.50 pesos, o como pasó en 1982 con una devaluación cercana a 500 por ciento y la expropiación del sistema bancario o en 1994-95 que se reflejó en una caída del PIB de menos 6.3 por ciento. En otras ocasiones se ha tenido una desaceleración de la economía, pero sin crisis financieras, como cuando Fox y Peña Nieto iniciaron sus gobiernos.
Destaca que en los últimos cambios de administración pública no han ocurrido graves crisis económicas, lo que ha hecho creer a la mayoría de la población que la estabilidad macroeconómica es el escenario más probable para los siguientes meses.
Sin embargo, pocos están conscientes de las actuales presiones que existen sobre la economía mexicana, muchas de las cuales hubieran provocada una gravísima crisis en décadas previas. Sin embargo, los cambios de los pasados años han permitido sortear los distintos impactos externos de manera adecuada, como son algunas reformas estructurales, el tipo de cambio flexible, el saneamiento de las finanzas públicas, la mayor participación del sector privado en la inversión total, un sistema financiero más sólido así como la oportuna y correcta reacción de diversos funcionarios públicos para enfrentar los distintos desajustes económicos. Sólo como algunos ejemplos destaca la manera en que se está renegociando el Tratado de Libre Comercio o el acertado manejo de la política monetaria y cambiaria de los pasados meses.
Pero cabe destacar que el actual escenario de estabilidad puede deteriorarse de manera importante en los siguientes meses. Esto es debido a que la economía mexicana enfrenta de manera simultánea cinco shocks externos, que en épocas anteriores cualquiera de ellos hubiera provocada un colapso financiero. La nueva administración deberá enfrentar de manera cuidadosa cada uno de ellos para evitar una nueva crisis parecida al llamado 'error de diciembre', que sucedió en 1994 cuando inició el gobierno de Ernesto Zedillo.
Los mismos son: 1) La fuerte caída de los ingresos petroleros del gobierno, tanto por menores precios del energético como por el desplome de su producción. 2) El cambio en el ciclo de las tasas de interés globales, cuyo incremento se refleja en las tasas internas y por el mayor servicio de las deudas públicas y privadas. 3) La importante reforma fiscal en Estados Unidos, lo cual hace perder competitividad a las empresas instaladas en nuestro país. 4) El actual gobierno norteamericano, con una clara y agresiva política antimexicana, que desea reducir el comercio con nuestro país, cancelar el TLCAN y revertir los flujos migratorios entre nuestros países y otros temas más. 5) Absorber los costos derivados de los terremotos del año pasado.
A los anteriores habría que agregar el servicio de la mayor deuda pública, que ha crecido de manera significativa en la pasada década y los costos provocados por la inseguridad en varias partes del territorio nacional.
Aunque la economía nacional ha seguido creciendo en los pasados trimestres (a pesar de los temas anteriores), un mal manejo de cualquiera de ellos o un resultado negativo en las próximas elecciones pueden iniciar una nueva y grave crisis económica cuyo impacto perjudicaría a la mayoría de la población, sobre todo a los sectores de menores ingresos. Es conveniente que el gobierno entrante esté consciente de esto, así como las distintas empresas y los ciudadanos en general. Por desgracia, la mayoría de los ciudadanos no están conscientes de que su futuro depende de lo que haga el gobierno entrante.