Benito Solis

Los controles de mercados propician crisis económicas

El columnista dice que es imposible que unos funcionarios en una oficina de gobierno puedan saber mejor lo que les conviene a millones de personas.

Cuando entran nuevos gobiernos al poder en los distintos países, en ocasiones sobrestiman su capacidad para controlar a los mercados, ya sea porque consideran que los precios son muy elevados o que la producción y la inversión son muy reducidas o que deben de ser más elevados los sueldos y salarios. Sus objetivos no son negativos y con frecuencia tratan de apoyar a los sectores más necesitados de la población. Por lo mismo toman decisiones con el objetivo de modificar de manera directa las distintas variables económicas y financieras, como son mantener los precios de los alimentos y de la vivienda fijos o los salarios más elevados de como los sitúan las distintas fuerzas de los mercados.

Sin embargo, con mucha frecuencia los resultados en la realidad son opuestos a los que se pretendían y los más afectados son aquellos a quienes se querían beneficiar. Un buen ejemplo de lo que no se debería de hacer son distintas medidas tomadas por el gobierno venezolano en los pasados años, como controlar diversos precios, bajar los sueldos "elevados" de funcionarios en la industria petrolera y creando distintos tipos de cambio para la moneda dependiendo del uso que se le piensa dar.

Por ejemplo, existen controles de precios para distintos productos, como alimentos y la gasolina. El precio de esta última ha estado fijo durante casi dos décadas, con lo que se situaba en un 0.01 dólar por litro, es decir un centavo de dólar, lo que equivale a 20 centavos de peso mexicano. Por supuesto, existe gran desperdicio en su consumo y uno de los mejores "negocios" es el contrabando de la gasolina a los países vecinos.

Los controles de precios se hacen con frecuencia con el objetivo de ayudar a la población más necesitada y mantener baja la inflación. Sin embargo, los precios en el país sudamericano subieron dos mil 600 por ciento el año pasado y es posible que este año suban un millón por ciento según el pronóstico del Fondo Monetario Internacional. O sea que este país tiene la gasolina más barata del mundo y al mismo tiempo… ¡tiene la inflación más alta del mundo! O sea el control en el precio de la gasolina no sólo no ha apoyado la lucha contra la inflación, sino al revés.

Por otro lado hay controles de precios en alimentos, pero los mismo escasean, hay largas filas de varias horas para adquirir los productos básicos y se estima que la población adulta bajó 11 kilos de peso en promedio el año pasado por una alimentación deficiente. Por su parte la economía cayó en 16 por ciento en 2017 y se calcula que el PIB ha disminuido en 70 por ciento desde el 2011.

Sin embargo, no sólo en esa nación se han tenido estos efectos contradictorios cuando los gobiernos deciden controlar a los mercados, siguiendo las disposiciones de "lo conveniente" que toman los distintos funcionarios públicos. Tal vez el caso reciente más dramático fue el sucedido en China con el llamado "Gran Salto Adelante", al inicio de la década de los 60's. En esa época el gobierno obligó a la población a cultivar en comunas y abandonar la propiedad privada, así como a trasladarse al sector industrial. Se calcula que la hambruna, problemas de abastecimiento de los alimentos y condiciones meteorológicas ocasionaron la muerte de 10 millones de personas, según los datos oficiales. Algunos estudiosos triplican duplican la cantidad y algunos otros la sitúan más cercana a los 45 millones de personas.

Un caso interesante para identificar los efectos negativos de imponer controles de precios fue lo sucedido en la ciudad de México con la comúnmente llamada ley de rentas congeladas publicada en julio de 1942, por la situación derivada de la Segunda Guerra Mundial. Aunque las distintas disposiciones prevalecientes por el conflicto bélico se fueron eliminando, se mantuvo el control de precios en las viviendas rentadas en la capital del país, por razones de conveniencia política. El resultado fue desastroso y casi se pierde la "Ciudad de los Palacios", ya que los dueños de los inmuebles dejaron de darles mantenimiento y preferían que se cayeran, para así poder recuperar sus terrenos. Sólo décadas después, cuando se liberó el mercado, algunas colonias vuelven a recuperar su belleza, como son la Condesa, la Roma y el Centro Histórico.

Es imposible que unos funcionarios en una oficina de gobierno, por muy capaces y genios que sean, puedan saber mejor lo que les conviene a millones de personas que toman todos los días miles de millones de decisiones para mejorar su vida. El imponer controles de precios significa que se le otorga a un funcionario el poder de decidir por millones de consumidores y productores.

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