Benito Solis

Menor libertad económica equivale a menor desarrollo

A un mayor grado de libertad y menor intervención en la economía de los gobiernos se tiene un mayor dinamismo, así como bienestar para la población.

Diversos grupos y candidatos en la actual campaña electoral consideran conveniente restringir libertades económicas para reducir la corrupción, mejorar la distribución del ingreso de la población y elevar el crecimiento económico. Por supuesto que es muy deseable la persecución de estos tres importantes objetivos, pero la estrategia propuesta es contraria a su consecución. Menores libertades económicas tienden a concentrar el poder económico y político en los gobiernos, lo cual concentra aún más el ingreso nacional en un pequeño grupo, así como incrementa la corrupción (aunque es más difícil identificarla por el control en la información y de los medios de comunicación) reduciendo la tasa de crecimiento de las economías.

La historia nos muestra que los sistemas económicos se dividen en: 1) Aquellos que permiten libertad de los mercados y utilizan el mecanismo de precios para la asignación de los factores y productos, y 2) los que utilizan el mecanismo de mando y control por parte de una autoridad política, militar o religiosa para que opere la economía. Estos últimos recurren a distintos mecanismos como pueden ser los controles de precios, a limitaciones al comercio interior y exterior, a sistemas de cuotas o permisos, así como a restricciones físicas. Por ejemplo, en vez de permitir que se eleven los precios para incrementar la producción, obligan a las empresas y a los trabajadores a fabricar más ciertos bienes que otros, con presiones o incluso con violencia física.

La historia de la humanidad muestra que el esquema más común ha sido el sistema de mando y control, que lo han ejercido reyes y nobles, sacerdotes y militares o naciones invasoras. Por este medio las autoridades son las responsables de autorizar o restringir la producción y disposición de bienes y servicios que consideran convenientes, ya sea armas y ejército, bienes de consumo duradero o comida, etcétera.

Es sólo reciente en la historia (cerca del último siglo) en que se ha generalizado un sistema diferente en el cual somos los particulares los que podemos tomar la decisión de qué producir y cómo hacerlo, así como qué consumir y cuándo hacerlo sin la coerción de una autoridad. El sistema funciona por medio de un sofisticado sistema de precios que está en continuo movimiento, reflejando la escasez o abundancia de los distintos productos, servicios, factores y divisas en todo momento. El mismo sirve como un sistema de órdenes y de premios para que los productores entreguen los bienes y productos que desean los consumidores.

No existen esquemas puros, sino muy diversos que se acercan más o menos a un sistema o a otro. Destaca que en las últimas décadas la mayoría de los países se han tratado de acercar más al esquema de libertad de mercado y de libre comercio, lo que ha dado paso al mayor avance económico, tecnológico y social que registre la humanidad. Los datos estadísticos confirman que a un mayor grado de libertad y menor intervención en la economía de los gobiernos se tiene un mayor dinamismo, así como bienestar para la población. Así, los países con más libertad económica en la actualidad son los que poseen mayor crecimiento económico y nivel de vida de sus poblaciones, como son el caso de Singapur, Hong Kong, Europa Occidental y Estados Unidos. Un caso muy interesante es el de China, el cual tenía uno de los niveles de vida más bajos del planeta cuando predominaba el sistema económico de control, pero que se transformó de manera drástica cuando cambió al sistema de precios y de apertura comercial. Hoy en día después de las hambrunas y muerte de millones de personas que sufrió, ya es la segunda potencia económica en el mundo.

Preocupa que ciertos candidatos, partidos políticos y movimientos sociales en México propongan imponer controles de precios, restricciones adicionales a la producción, otorgamiento de subsidios, cancelación de contratos y otras distorsiones en los mercados para fomentar e inhibir la producción y el consumo de diversos bienes y servicios. Esto no es una distorsión menor en el proceso económico, sino es un cambio fundamental en la tendencia de liberación de nuestros mercados y del sistema económico.

Esto significa que las reglas de operación del sistema se podrían modificar reduciendo el poder que tienen los consumidores y las empresas, mismo que se le otorgaría a los diversos funcionarios de los gobiernos.

Por este riesgo, la rentabilidad de los distintos proyectos en México es menor, lo que reduce la inversión nacional y extranjera impactando al tipo de cambio y a las tasas de interés. Por este drástico cambio en el sistema económico, podríamos ver un fuerte ajuste en nuestros mercados financieros en las siguientes semanas.

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