Benito Solis

Presupuesto y los retos para los próximos años

Benito Solís asegura que para crecer se debe elevar la inversión y resolver temas como el combate a la corrupción y el crimen, en un contexto de un Presupuesto acotado

El gobierno federal actual, conjuntamente con el equipo de transición de la administración entrante, está elaborando el Presupuesto 2019 del gasto público, el cual se presentará en las próximas semanas al Congreso. El mismo definirá las prioridades del próximo gobierno, sin embargo tiene poca flexibilidad porque ya está comprometido gran parte del mismo a temas como el gasto en servicios personales (es decir sueldos y salarios en su mayoría del personal sindicalizado) y otros gastos de operación, las pensiones a jubilados (que son crecientes), así como los subsidios, las transferencias y las aportaciones. En conjunto, el gasto corriente equivale al 60 por ciento del gasto total.

Por su parte, el renglón de inversiones públicas representan solo el 3 por ciento del PIB total, mientras que las realizadas por el sector privado componen el 18 por ciento del PIB. Una reducción adicional de la inversión pública, para liberar recursos financieros, tendría un impacto negativo significativo en el comportamiento de la economía nacional. Por otro lado, el gasto no programable significa el 26 por ciento de todo el gasto público, que se compone del costo de la deuda pública y las transferencias a las entidades federales. Debido al incremento que se espera en las tasas de interés internacionales, aquel será uno de los componentes que tendrá un mayor dinamismo en los siguientes años.

En resumen, las nuevas autoridades tendrán un control muy restringido en el manejo de todo el gasto público. Por otro lado, los ingresos públicos también están limitados, ya que una parte importante en el pasado eran los petroleros, siendo superiores al 40 por ciento de todos los ingresos; pero ahora representan sólo el 16 por ciento de los mismos.

Por lo mismo se dificultará cumplir en el corto plazo con gran parte de las promesas realizadas en la campaña electoral. La salida a este nudo gordiano es lograr que la economía crezca más y de manera significativa para que las empresas, los profesionistas y los trabajadores paguen más impuestos, sin restringirles su gasto, lo que le daría más recursos al gobierno para cumplir sus objetivos.

En la actualidad, la economía mexicana registra un dinamismo superior al que tiene en promedio Latinoamérica y ha logrado evitar las crisis sexenales que le caracterizaron en décadas anteriores. Parecería que la historia se repetiría en esta ocasión con una nueva crisis financiera, pero el fuerte ajuste en las finanzas públicas realizado por el secretario Meade en los pasados dos años logró disminuir la deuda pública como porcentaje del PIB. Esto permitió mantener su calificación crediticia. Sin embargo, no evitará la reducción en el dinamismo económico por el aprendizaje del nuevo gobierno.

Para lograr mayor crecimiento económico se debe de elevar la inversión total, como lo muestran las naciones que tienen mayor dinamismo en el mundo, como son China, Singapur, la India y el mismo México en el pasado. Para lograrlo se deben corregir las limitaciones que las empresas y los inversionistas enfrentan, las cuales se muestran de manera reiterada en las distintas encuestas de instituciones nacionales e internacionales.

Por ejemplo, el Banco de México lleva años realizando una encuesta mensual de las expectativas económicas del sector privado y en la última se muestra que los principales factores que obstaculizan la actividad en el país son la 1) Incertidumbre de la política interna, 2) Inseguridad pública, 3) Política sobre el comercio exterior 4) Falta de Estado de derecho, 5) Corrupción.

Por su parte la encuesta del World Economic Forum que se realiza a nivel mundial muestra que para México los principales factores que complican a los negocios son 1) La corrupción, 2) El crimen y el robo, 3) Burocracia ineficiente, 4) Tasas de impuestos y 5) La regulación tributaria.

Los próximos gobiernos deberán enfrentar las limitaciones que tienen los negocios para crecer, contratar más personal, elevar el ingreso nacional y poder pagar más impuestos. Temas muy específicos como construir una planta industrial o una refinería en cierta parte del país o reducir impuestos en alguna región en concreto tendrán un impacto poco significativo a nivel nacional y pueden ser contraproducentes si elevan la inflación o las tasas de interés a nivel nacional. No se necesitan grandes y sofisticados trabajos para saber qué hacer, ya que las diferentes encuestas y estudios muestran la lista de las prioridades para elevar el crecimiento y el ingreso nacional.

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