Benito Solis

Relación entre democracia y libre mercado

Las próximas elecciones serán determinantes para fortalecer la libertad económica y política que tenemos, dice Benito Solís.

Los debates entre los distintos candidatos a la presidencia de la República permiten a los ciudadanos conocer sus propuestas e ideas, lo que proporciona más información sobre quién puede ser el próximo gobernante de México. Con base en esto mejora la calidad de la toma de decisión de nuestro voto, que determinará el tipo de país que tendremos los próximos años.

La naciente democracia de la que goza nuestra nación ha permitido transferir el poder de un pequeño grupo o individuo al resto de la sociedad, de una manera drástica cuya importancia no siempre se reconoce. Hace sólo tres décadas esto no sólo era imposible, sino inconcebible, ya que en términos prácticos el presidente en funciones tenía la facultad metaconstitucional de escoger a su sucesor. El análisis político de esa época, en ocasiones, se limitaba a buscar cuál de los distintos secretarios de Estado era más cercano y del agrado del presidente. Las elecciones era un formalismo y en ocasiones sólo había candidato único, como sucedió en 1976 cuando López Portillo ganó con 91.9 por ciento de los votos.

En aquella época los ciudadanos no sólo teníamos que resignarnos a la imposición de los candidatos a los distintos puestos políticos, sino también aceptar los bienes y servicios que el gobierno quería que adquiriéramos. Esto se lograba por medio de controles de precios, ya fueran máximos o mínimos, de imponer aranceles y cuotas a las importaciones, de otorgar subsidios o tasas de interés diferenciadas a los distintos sectores, productos o fabricantes.

Además era práctica común otorgar subsidios a distintas materias primas e insumos, así como asignar poder monopólico a distintos fabricantes, lo cual en la práctica definía qué empresas prosperaban y cuáles desaparecían. En suma, los funcionarios públicos tenían un enorme poder sobre la economía y los productores, sobre los comerciantes y en general sobre los consumidores. Esto permitía una fortísima relación entre el poder económico y el político.

Esto empezó a cambiar a partir de la crisis financiera de 1982, cuando se colapsó la economía nacional por la quiebra de las finanzas públicas y la expropiación de los bancos. A partir de ese momento se inició una paulatina apertura comercial de nuestro país, que liberó las importaciones otorgando más opciones a los consumidores. Hoy basta ir a cualquier tienda para adquirir un sinfín de productos nacionales o de Asia, Europa o norteamericanos, lo que era inconcebible hace algunos años.

Esto presionó a los fabricantes y a los comerciantes para ofrecer mejores precios y calidad para evitar perder sus ventas y permitir incluso la sobrevivencia de sus negocios. Pero esto también redujo el fuerte poder que tenían los funcionarios públicos al ser presionados para que eliminaran los controles de precios internos, así como las restricciones que imponían a las empresas. El control de la burocracia sobre el sistema económico se ha reducido de manera considerable y los consumidores adquirimos un gran poder al modificar los precios en los mercados con nuestra demanda, lo que se convierte en una orden al productor para ofrecer los distintos productos.

Pero esto también se ha transferido al aspecto político, ya que el ciudadano no está dispuesto como antes a que le limiten sus opciones y también desea poder influir en la selección del presidente, de los integrantes del Congreso, de los gobernadores y presidentes municipales. La libertad se generaliza a las distintas opciones.

Tal parece que existe una relación entre la libertad de los mercados y la democracia en las distintas naciones. Pero al igual que en el mercado de mercancías y servicios se requiere que el ciudadano (o el consumidor) disponga de información realista y abundante, que conozca los riesgos y los posibles beneficios de sus decisiones. Para lograrlo es indispensable que se tenga libertad de prensa y que los ciudadanos estén informados de cómo influirá su voto en su vida futura.

Las próximas elecciones serán determinantes para fortalecer la libertad económica y política que tenemos en la actualidad, tanto los ciudadanos como los consumidores. Espero que sepamos aprovechar esta oportunidad y estas libertades, ya que siempre existe el riesgo de perderlas.

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