Carlos Ruiz Gonzalez

Estrategia de Guerra, estrategia de negocios

El columnista destaca tres temas de lecciones de aprendizaje con base en el método del mundo militar que pueden funcionar en el liderazgo.

Hace poco tuve la oportunidad de escuchar una conferencia de un profesor de Wharton, a quien luego tuve la oportunidad de entrevistar. Su historia es muy interesante, se trata del dr. Todd Henshaw, director de programas ejecutivos de liderazgo en la escuela de negocios. Anteriormente fue director de liderazgo en la academia militar de West Point y, antes de ser profesor, sirvió en el ejército de su país durante 23 años. Nos encontramos ante un profesor de estrategia que ha tenido experiencia en el mundo militar —incluso, participando en combate, una vez el helicóptero donde iba fue derribado, afortunadamente sobrevivió— y en el mundo de los negocios.

El término "estrategia": es un término que las escuelas de negocios le tomaron prestado a los militares. Se origina del término griego στρατηγία, que significa la "técnica o arte" de un general, o líder de ejércitos. En Grecia antigua a quien comandaba los ejércitos se le llamaba Estratego, como aquel juego de mesa que estuvo de moda hace unos 30 años.

En su definición más simple la estrategia consiste en establecer los objetivos que se quieren alcanzar, determinar las acciones a realizar para alcanzar dichos objetivos y movilizar (u obtener) los recursos para ejecutar dichas acciones. Se trata de una definición válida en ambos mundos: el militar y el empresarial.

Lo innovador del enfoque del profesor Henshaw es que, para enseñar estrategia y liderazgo, el salón de clases que utiliza es nada menos que un campo de batalla. Este profesor lleva a directores de empresa a campos de batalla, como Normandía, donde fue el desembarco aliado en la Segunda Guerra Mundial, o Gettysburg, cerca de Filadelfia, lugar donde se desarrolló una batalla decisoria de la Guerra Civil Norteamericana.

Uno de los viajes que recientemente hizo fue a la región del sur de Italia, donde el 5º Ejército americano peleó varias batallas a lo largo ese país, eligió este sitio, porque hubo, según él, muchos errores de liderazgo, errores en decisiones estratégicas y errores en toma de decisiones (y, como bien sabemos de los errores..., se aprende mucho)

En ese lugar, su curso de tres días inicia con sesiones teóricas en el salón de clase, para concluir con dos días de visita al campo de batalla, incluyendo entrevistas con personas de esa región que ahí vivían y sobrevivieron la destrucción de varios pueblos y una abadía.

En estas sesiones siempre surgen tres temas interesantes como lecciones de aprendizaje, expresadas en preguntas, que generalmente son preguntas que se hace el director:

1) ¿Cómo puedo establecer condiciones y darle forma al entorno para que mi gente logre alcanzar el éxito?

2) ¿Cómo puedo lograr que la innovación "regrese" a mi lugar de trabajo, y como puedo "construir" un clima para que se quede?

3) En temas de decisiones, ¿cómo me aseguro que compartamos las mejores ideas tanto en mi equipo como en la organización?

Una de las participantes, después de haber tomado este curso, asegura: "Muchas de las elecciones y de las decisiones que los líderes militares hacen en el campo de batalla se asemejan mucho a las decisiones que se hacen en la vida de la empresa, en esta última se trata de entender los mercados en que estamos, la competencia que enfrentamos y los recursos en términos de personas y de tiempo con que contamos", sin duda son paralelismos muy evidentes.

Estos resultados no nos sorprenden. Al estudiar mediante el método del caso —en este ejemplo acerca de temas militares— encontramos que podemos perfeccionar las habilidades y capacidades de los participantes de los cursos, ya sea en el manejo de riesgos, en el liderazgo transformacional, en pensamiento estratégico o en innovación. En estos casos los participantes "viven" la historia, y obtienen aprendizajes para toda la vida.

En el mundo militar y en el mundo de los negocios, los buenos resultados siempre tienen que ver con tres elementos: (1) un buen diagnóstico, objetivo y humilde, bien hecho; (2) una decisión de calidad, bien tomada, discutida, consensada y (3) una ejecución precisa, impecable, con seguimiento.

Cruzando experiencias (viendo cómo se tomaron decisiones en momentos cruciales de batallas) nos permite entender mejor la naturaleza de la acción directiva en el mundo de los negocios. Es algo en lo que el profesor Henshaw tiene una amplia experiencia.

El autor es Profesor del Área de Política de Empresa (Estrategia y Dirección) en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE) y Director del Programas In-Company en la misma institución.

COLUMNAS ANTERIORES

Planeación: el proceso de formulación de la estrategia
Estudiar, aprender: algunos consejos

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.