Claudia Olguin

Sustentabilidad y nuevos límites

La evolución que ha tenido la industria inmobiliaria en cuando a los nuevos estándares de construcción ha impactado a las medidas ambientales de las edificaciones.

Pese a su evolución y avances, las medidas de mitigación ambiental en edificaciones sustentables deberán cumplir con nuevos estándares. Ya no son suficientes el puntaje establecido, integrar diseño arquitectónico y otros factores que favorezcan la reducción del consumo y ahorro energéticos en los inmuebles.

Ahora los límites son nuevos. La moda de los primeros años, ahora tiene variables relevantes para las condiciones que enfrenta la industria inmobiliaria. Nos referimos a la versión 4 LEED (Leadership in Energy and Environmental Design), que ingresó de manera voluntaria a finales de 2017, pero que ya es obligatoria en el proceso de certificación.

Con lo avanzado en los últimos 10 años, lapso en que nació la primera certificación LEED en Ciudad de México con la Torre HSBC, queda claro que el compromiso del desarrollador e inquilinos. Desde entonces, el avance es de 31 millones de m2 han sido certificados, según el US Green Building Council (USGB).

Sin embargo, con la nueva versión el reto más importante en el mercado está en los materiales de construcción, debido a que la última generación de la edificación LEED que califica incluso el ciclo de vida del material de construcción respecto a la huella de carbono que genera su manufactura.

Este parámetro, que se une a lo evaluado por otras opciones como la EDGE (Excelence in Design for Greater Efficencies), es fundamental para determinar la rentabilidad y ahorro en costos que representa.

Ante el avance tecnológico y la competitividad en nichos como el corporativo, usos mixtos y hotelería ser un edificio certificado prácticamente es el mismo que no tenerlo.

Sin embargo, con la experiencia alcanzada, queda claro que en la versión 3 de la certificación LEED en sus diferentes niveles los mayores ahorros se dan en los más altos (Oro y Platino) con un retorno de inversión que va de 3 a 5 años, aunque la inversión inicial es de 20% más que en un edificio que aspira a otro tipo de certificación.

Lo positivo para la industria es lo alcanzado en inmuebles que no sólo son oficinas, sino hoteles, hospitales, vivienda y proyectos de usos mixtos. La evolución se ha dado, incluso con el impacto económico que ha dejado la fluctuación del tipo de cambio, dado que mucha de la tecnología requerida en su uso se importa.

Reportes trimestrales y el mercado

A un mes de las elecciones, el futuro macroeconómico del país no está aún claro. Es un secreto a voces, el nerviosismo o rediseño de planes de crecimiento que existen en distintas salas de consejo en empresas, que están a la expectativa de las decisiones de la nueva administración relacionadas con el sector y cómo el consumidor adecuará sus decisiones de compra-venta y arrendamiento de vivienda, oficinas, locales comerciales y espacios industriales.

Por tanto, es un hecho que el panorama está en ajustes. La mejor muestra son los reportes recientes que acumularon un primer semestre negativo debido al impacto de la inestabilidad cambiaria, para 52% empresas que cotizan en la Bolsa. Del sector, destacan Homex, Sare y Elementia, las tres con pérdidas.

Indudablemente las firmas globalizadas encontraron en este período una opción para equilibrar sus números.

Con todo, quienes han navegado en distintos cambios sexenales, saben que el negocio inmobiliario es de largo plazo y que tanto la ralentización del mercado, al igual que el nerviosismo son coyunturales.

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