Rotoscopio

'Mission Impossible', la mejor saga de acción actual

'Fallout' es la mejor carpa, Tom Cruise el mayor cirquero y el espectáculo que brindan es vibrante y frecuentemente hermoso, señala Daniel Krauze.

A estas alturas, después de seis entregas, explicar lo que pasa en Mission: Impossible-Fallout es francamente innecesario. No importa –y esto aplica para muchas otras cintas– de qué trata la película sino lo que la película es: sus texturas, su ritmo, su esencia. La respuesta no está en desmenuzar los giros de tuerca o entender los muchos cambios de identidades y lealtades que ocurren durante sus casi dos horas y media de duración, sino en observar cómo fluye de una secuencia a otra. La clave, me parece, está en el apellido de un espía secreto que curiosamente nunca tiene un rostro concreto dentro de la cinta. La palabra es repetida hasta el cansancio, en boca de todos los personajes, desde el indestructible Ethan Hunt (Tom Cruise) y el antipático Walker (Henry Cavill) hasta Ilsa (Rebecca Ferguson), la femme fatale de la serie. La palabra es lark. Lark.

Lark en inglés significa varias cosas, pero todas sus definiciones conjugan con el espíritu lúdico de esta y por lo menos las dos anteriores Mission: Impossible. Lark es una aventura de carácter ligero. Lark implica simpatía, un chiste, una travesura bienintencionada. Finalmente, Lark también se puede referir a una meta fácil de lograr. Ninguna película tan bien hecha e inteligente como Fallout utilizaría esta palabra cada cinco minutos sin saber o comprender la carga de su significado. A través de ella, el guion del también director Christopher McQuarrie nos dice lo que esta secuela es. Fallout sabe que las misiones que Hunt acepta no pueden ser tan imposibles si ya vamos en la sexta entrega. Sabe que su propósito es entretener con acrobacias y espectáculo de primerísimo nivel. Y sabe, sobre todo, que su mayor arma es el humor.

No me refiero al humor de chistorete y pastelazo de una comedia de Judd Apatow, sino a la comedia física de Buster Keaton, a secuencias de acción que de tan inverosímiles y emocionantes te hacen gritar y carcajear en la sala. Las amenazas de los villanos carecen de peso, apenas vemos una gota de sangre, la violencia no acarrea ningún peligro, pero nada de esto importa en absoluto. Fallout es la mejor carpa, Cruise el mayor cirquero y el espectáculo que brindan es vibrante, frecuentemente hermoso, y dirigido y editado con una fluidez asombrosa, sin importar qué tan elaborada sea su coreografía. El cine hollywoodense no tiene una serie más ligera, más simpática o mejor hecha. Fallout es, en efecto, una lark. La mejor de todas.

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