Érase una vez un Número

El coraje de decir y de escuchar

Sojo dice que los recursos que se van a ahorrar por la austeridad del gobierno sólo van a alcanzar para pagar los platos rotos de la transición

La transición y el mensaje inaugural del presidente López Obrador dejó muchas dudas sobre la capacidad de los que rodean al presidente López Obrador de decirle la verdad. Muchos analistas se preguntaban durante la transición si alguien cercano le habría dicho al presidente las consecuencias económicas que tendría cancelar el aeropuerto de Texcoco. Muchos nos preguntamos si alguna persona del equipo le advirtió al Presidente sobre las consecuencias de seguir haciendo campaña en su mensaje de toma de protesta y no mostrar la seriedad que exige el cargo. Algo similar podría decirse de los legisladores de MORENA, que han presentado iniciativas fuera de lugar o sin el debido análisis previo.

Después de ver el impacto de la transición en la bolsa, en el ahorro de los trabajadores, en el tipo de cambio y en el incremento del servicio de la deuda pública, queda claro que los recursos que se van a ahorrar por la austeridad del gobierno sólo van a alcanzar para pagar los platos rotos de la transición.

Todos esperamos que este período no marque su sexenio, pero eso dependerá de que sus cercanos se atrevan a decirle la verdad y que el presidente López Obrador tenga la capacidad de escuchar. Lo mismo aplica para los legisladores de MORENA.

Es claro que muchos del nuevo grupo en el poder no tienen claro el mapa de su propia ignorancia. Gabriel Zaid, siempre asertivo, expresó hace tiempo lo siguiente: "En el ejercicio de cualquier cargo o profesión, siempre es mejor saber que no saber; pero lo esencial no está en la cantidad de conocimientos que se tengan, sino en la conciencia de los que no se tienen. Lo verdaderamente profesional es el mapa detallado de la propia ignorancia y la propia incompetencia...porque al final es importante reconocer que todos somos ignorantes, pero que no todos ignoramos las mismas cosas.'

En el caso del Presidente y de los legisladores de la mayoría en el Congreso, son tantas y de tal envergadura las decisiones que tienen que tomar, que es fundamental tener claridad de lo que se ignora. De ahí la importancia de que quienes los rodean se atrevan a decir lo que piensan y que el Presidente y los legisladores tengan la capacidad de rectificar.

Lo primero no es por supuesto nuevo ni aplicable sólo al ejercicio de gobierno; en otro contexto, Paul Romer, premio Nobel de Economía, señalaba en una muy citada conferencia,''El Problema de la Macroeconomía", que el problema con los macroeconomistas no era tanto que dijeran cosas inconsistentes con la realidad, sino el hecho de que otros economistas no se preocuparan por señalarlo.

Pero donde quizá haya sido analizado este tema con mayor profundidad es en una serie de conferencias de Michel Foucault sobre el coraje de decirlo todo ("Discurso y Verdad"), donde el autor analiza el tema del que dice la verdad. En las conferencias describe al término griego "parresia", que alude al hecho de decirlo todo, de hablar sin temor, de expresarse con franqueza. Lo anterior podría parecer simplemente otra forma de designar a la crítica, pero va más allá para analizar, de acuerdo a los griegos, las características del "parresiasta", que no solo es sincero, no solo dice con franqueza cual es su opinión, sino dice lo que sabe verdadero, y al decirlo corre un riesgo; tiene que ver con el coraje de decir la verdad a pesar del peligro.

Otra característica de la parresia es que decir la verdad no es únicamente correr un riesgo, es también un deber; nadie está obligado a hablar, se tiene la libertad de guardar silencio, pero el parresiasta siente que es su deber hablar, se elige la crítica a la adulación.

Necesitamos "parresiastas" al lado del Presidente y de los legisladores de MORENA, personas que tengan el coraje de decir la verdad aunque corran el peligro de ser despedidos; pero también necesitamos que del otro lado sepan escuchar, sabiendo, como bien dice Juan Carlos Romero Hicks, que al escuchar corremos el riesgo de aprender y ese riesgo hay que correrlo todos los días, especialmente si eres el Presidente de la República o parte de la mayoría en el Congreso.

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