Universo Pyme

Pymes, el reto más allá del Inadem

Torreblanca opina que la célula básica de la economía son las Pymes, por lo que hay que apoyarnos en ellas y apoyarlas para que sean sostén sólido de la actividad económica.

Quien aspire a la presidencia de México y no contemple el tema Pyme como fundamental está destinado (a) a repetir los errores que los antecesores cometieron en su política económica.

Hay en México poco más de cuatro millones de unidades económicas y más de 90 por ciento de ellas son manejadas muy lejos de los parámetros óptimos. Dicho en lenguaje coloquial, estarían operadas 'con las patas'.

Algunos lectores han llegado a pensar que el autor de estos renglones manifiesta así su arrogancia; lamentablemente quien así piensa desconoce es el reto que plantea el universo Pyme mexicano.

Si queremos tener una economía más sólida de lo que ahora es, enfrentar cuantitativa y cualitativamente el reto de la profesionalización de las Pymes es fundamental, partiendo de conocer el punto del que se arranca.

Hay un número relevante de negocios con enorme potencial, pero muchos ejercen el empresariado desde las canchas de la informalidad, sin el menor deseo de convertirse en empresas formales.

Son empresas alejadas del crédito, que sigue siendo menos competitivo respecto al que se tiene disponibles para empresas similares en otras partes del mundo.

En la economía nacional los grandes consorcios suelen financiarse de las pequeñas empresas (sus proveedores), bajo condiciones que no les permiten atender con calma alguna la planeación de la firma.

Las compañías pequeñas no saben a ciencia cierta hacia dónde se dirigen y cómo van a llegar a los puertos que desean, si es que tienen alguna idea de que desean llegar a esos sitios.

Esa es la realidad, nos guste o no. Pero a pesar de su constante práctica empírica y falta de claridad en la misión, esas empresas en nuestro país generan casi ocho de cada 10 empleos formales, y sobre ellas descansa aproximadamente la obtención de 50 por ciento del PIB.

Su vocación es fundamentalmente orientada hacia el mercado doméstico, pero su enorme capacidad de innovación y el talento no es apoyada por los gobiernos.

La corrupción las carcome.

Son la célula básica de la economía y si queremos que el país crezca tendremos que apoyarnos en ellas o apoyarlas para que sean sostén sólido de nuestra actividad económica.

Procurar su profesionalización es trabajar en favor de una economía más sólida, más estable y menos vulnerable a procesos internacionales de coyuntura. Esas empresas, improvisadas, anárquicas incluso, son la parte básica de nuestro tejido empresarial y nuestra encomienda irrenunciable es apoyarlas.

Pero en los discursos de aspirantes o gobernantes el tema es lucidor pero con pocos asideros concretos.

Por lo general los políticos tienen un discurso genérico para las Pymes y no se avanza en las líneas básicas del apoyo que se pretenda comprometer.

La estadística no engaña. Nuestro tejido empresarial es Pyme fundamentalmente y la realidad de este complejo empresarial exige de mucho trabajo y de un compromiso político que pocas veces se expresa y en muchos menos casos se ejerce.

La responsabilidad no es sólo del Inadem, por supuesto. El reto es muchísimo más grande.

¿Lo sabrán?

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