La lucha por una candidatura independiente no debería ser imposible o casi imposible. Es cierto, habrá muchos candidatos independientes a puestos de elección popular además de Margarita y El Bronco pero no ha sido fácil y ha dependido, en la mayoría de los casos, del grado de restricción de las leyes electorales estatales. Si hay cierta apertura o no a esa figura ha sido decisión de los legislativos locales, o sea (generalmente), de la voluntad de los gobernadores en turno. Así, tenemos una gran variedad de reglas cuya restricción depende del número de firmas como porcentaje de los listados nominales, del tiempo permitido para recoger los apoyos ciudadanos, de las reglas de dispersión territorial y, evidentemente, del tamaño de la lista nominal.
Ya en este espacio me he quejado de que Puebla es uno de los estados con mayores obstáculos para una candidatura independiente. Las diferencias son enormes y pueden ser tan divergentes como presentar una relación de uno a once: mientras en CDMX con el listado nominal de Puebla se necesitaría conseguir menos de 400 firmas diarias, en Puebla se necesitan recolectar más de cuatro mil 400. Es absurdo.
En el transcurso de este proceso electoral en Puebla, una vez pasado un verdadero calvario para el registro como simple aspirante, se ha logrado impugnar exitosamente la dispersión territorial, alargar el plazo y reducir el porcentaje requerido de apoyos con base en el listado nominal. Son tres de las fracciones más restrictivas de la ley y sólo se ha logrado mediante impugnaciones ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), pues las autoridades locales las habían rechazado. Es un gran avance para quienes intenten registrarse como candidatos independientes en las próximas elecciones estatales en 2021.
Hoy estamos en una nueva impugnación para hacer valer mi derecho a ser votado. Finalmente logramos 24 mil 336 firmas que el INE ratificó como válidas, después de 60 días de recolección que fueron interrumpidos a la mitad por la impugnación que habíamos presentado, y que gracias a ella logramos extender por 30 días adicionales el plazo estipulado en la ley poblana.
Con ese apoyo estamos peleando llegar a la boleta. ¿Es razonable? ¿Merezco poder ejercer mi derecho de ser votado en la próxima elección? ¿Qué significan más de 24 mil personas que conscientemente brindaron su apoyo? Pienso que sí, por las razones siguientes: Primero, el TEPJF ya resolvió la inaplicabilidad de varias fracciones de la ley por considerarla excesiva. Por eso dio más tiempo, eliminó el requisito de territorialidad y, en otro caso, disminuyó de tres a uno el porcentaje requerido de apoyos de la lista nominal. Es decir, hay acuerdo de que la ley es especialmente restrictiva. Segundo, 24 mil firmas es más del doble del número de apoyos que se requieren para formar un partido político. Con ese apoyo, que por cierto es el número aproximado de militantes registrados por el PAN y mucho mayor al número de militantes de los otros partidos en Puebla, un partido puede definir a 261 candidatos, mientras que en mi caso sólo sería un candidato. No es lógico. Tercero, con este número de apoyos, y considerando el 1.0 por ciento del listado nominal como una práctica internacional, ya estaría en la boleta en más de 20 entidades del país. (Nótese que el 1.0 por ciento es solamente un parámetro abstracto, pues si se lleva al extremo, se requerirían ¡más de 13 millones de firmas para el caso de China!, o casi un millón para el caso de México que, como vimos, es excesivo y lo atestigua el hecho de que ningún candidato ajeno a los partidos se acercó a esa cifra). De modo que el número de firmas que obtuvimos es suficientemente elevado, y es más bien lo restrictivo de la ley lo que me impediría llegar a la boleta.
Se trata de una ley aprobada para que nadie llegue, a lo que se ha sumado la acción por lo menos sospechosa del Instituto Electoral del estado, que en la práctica ha entorpecido el proceso de muy diversas formas. Van dos ejemplos: no hizo ninguna publicidad sobre candidaturas independientes, lo que dificultó la recolección de firmas, ni ha emitido su dictamen de qué sucedió con mi candidatura a pesar de tener la información del INE desde hace semanas, cuando sólo faltan cuatro días para que arranquen las campañas por la gubernatura.
Finalmente, ayer entró una nueva impugnación al TEPJF, tras el fallo negativo que emitió el Tribunal Estatal después de 24 días de haberlo analizado, en que resolvió que yo ¡no tengo interés jurídico! Por tanto, no entraron al fondo del asunto y con ello patearon el balón al TEPJF. Ahí estará la definición de si podré o no ejercer mi derecho a ser votado en las próximas elecciones para gobernador del estado de Puebla.