Durante las últimas semanas han surgido diversos cuestionamientos que señalan que AMLO debe cumplir todas y cada una de las ofertas que hizo en la campaña electoral.
Por ejemplo, le recriminan la posibilidad de que el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México vaya a construirse en Texcoco en lugar de Santa Lucía.
Le recriminan que no se vaya a hacer extensivo el apoyo a todos los jóvenes que no estudian ni trabajan o que se pretenda mover el apoyo a los adultos mayores a partir de los 68 años y no a los 60 o 65 años.
A mí me parece mucho mejor que el presidente electo rectifique sus propuestas, aunque se aleje del discurso que lanzó en la campaña.
Algunos de los señalamientos parecen desear que se sigan al pie de la letra los discursos, aunque se descarrilen las finanzas públicas, con tal de que sea un fracaso y, si se puede, un desastre la gestión de AMLO.
Permítame referirle, por ejemplo, el tema de los precios de las gasolinas.
En esta administración tuvimos años en los que el IEPS aplicado a los combustibles se convirtió en una de las fuentes de financiamiento más importantes.
En el año 2014, en lugar de que el gobierno recaudara recursos por el IEPS a gasolinas y diésel pagó 12 mil 846 millones de pesos.
En el otro extremo, el año 2016, la recaudación ascendió a 277 mil millones de pesos.
La propuesta de dejar fijos los precios, al margen de lo que pase en los mercados internacionales, implica que, en un caso extremo, no sólo se caería el IEPS, sino que eventualmente el gobierno tendría que desembolsar recursos para permitir el precio fijo de los combustibles, como pasó en 2014.
Por esa razón es más que bienvenido lo dicho por Alfonso Romo en el sentido de que no se hará nada que vaya contra el mercado.
Por eso, en lugar de criticar las rectificaciones que en diversos ámbitos está haciendo el equipo de AMLO, me parece que hay que celebrarlas.
Ocurre lo mismo en el caso del aeropuerto. La encuesta que hoy publica El Financiero muestra que la opinión pública está ampliamente inclinada hacia al proyecto de Texcoco.
Si no hay sorpresas, como aquí le hemos comentado, la consulta permitirá que AMLO rectifique y opte por la solución más razonable.
Entiendo que los adversarios políticos de López Obrador puedan estar molestos, pensando que algunos de estos juicios hubieran sido expresados en la campaña, quizás los resultados hubieran sido otros.
Es especulación, pero francamente dudo que una moderación del discurso del tabasqueño hubiera sido suficiente para evitar su triunfo.
Y, por el contrario, una actitud más moderada en la gestión pública, atendiendo a la racionalidad de las propuestas y ajustando incluso sus promesas, es algo positivo para el país.
Así como era una insensatez buscar que las cosas le salieran mal al actual gobierno, creo que lo mismo aplica para la próxima administración.
Y sí, creo que, si hubiera terquedad en seguir al pie de la letra todas y cada una de las propuestas de campaña, hay el riesgo de que las cosas le salgan mal y que la economía del país se nos descomponga.
Así que, tal y como en algunos ámbitos hemos visto rectificaciones y ajustes, es de desearse que los haya también en otros, con objeto de conseguir un mejor desempeño en un entorno internacional complejo, como el que tendremos en los años siguientes.