El día de ayer terminé el artículo con la siguiente afirmación: "La palabra del presidente no es suficiente, se requiere que, además, haya datos".
Y afortunadamente los hubo. Ya no estamos en la oscuridad respecto a la información básica del tema de las gasolinas.
De entrada, supimos que Pemex importó en diciembre 559 mil barriles diarios en promedio.
El promedio de los 11 meses anteriores fue de 594 mil 300 barriles por día. Es decir, sí hubo una reducción, pero fue de sólo el 5.9 por ciento. Y respecto a noviembre, el último mes del sexenio de la administración anterior, la caída fue de 4.6 por ciento.
La estadística ofrecida indica también que, en el último mes del año pasado las empresas privadas ya importan casi 42 mil barriles por día, lo que representa el 7.5 por ciento de lo importado por Pemex.
Es decir, la evidencia muestra que no hubo un cambio sensible en la política de compras de gasolina en el exterior, pues mes con mes hay fluctuaciones, incluso más amplias que la que se presentó en diciembre.
Se reportó también que en los primeros nueve días de enero, la importación tuvo una media diaria de 764 mil 800 barriles por día.
Como ayer le comentamos, no se puede llegar a la conclusión tampoco de que se haya disparado la importación de gasolinas, pues los volúmenes importados fluctúan fuertemente cuando se comparan días o semanas y no periodos más largos.
Otro indicador interesante que se ofreció es el relativo a la sobredemanda de gasolinas. El viernes pasado se vendieron 740 mil barriles de gasolinas, pero el sábado 857 mil. El promedio de los primeros 11 meses del año pasado fue de 765 mil 500 barriles diarios.
Es decir, el sábado hubo una demanda extraordinaria de casi 90 mil barriles (14.3 millones de litros), lo que explica parcialmente la escasez y largas filas.
De acuerdo con los datos ofrecidos ayer por la mañana, podríamos esperar que una combinación de hechos como la reapertura de algunos ductos, el incremento de las pipas que distribuyen gasolina y el mejor control de la logística, permitirán salir de la crisis de abasto a la vuelta de algunos días o algunas semanas.
El problema principal será en el mediano plazo, pues en el momento en que se afloje la vigilancia que hacen las Fuerzas Armadas, seguramente resurgirá el robo.
Extirparlo o eliminarlo del todo puede tardar muchos meses o incluso varios años.
Pero, además del robo de combustible, Pemex debe estar preocupado por la recepción recibida a su plan de negocios para 2019 en Nueva York.
La semana pasada se presentó a diversos grupos de inversionistas. Y baste decir que el rendimiento de los bonos a 5 años subió de un 5.68 por ciento el lunes 7 hasta 5.99 el viernes. Ayer, ya bajó un poco y se ubicó en 5.90 por ciento.
Hasta ahora, las dudas despertadas por el plan de Pemex no han contaminado ni la deuda soberana ni tampoco al mercado cambiario.
De hecho, el peso cerró por debajo de los 19 pesos ayer, superando incluso las expectativas optimistas.
Sin embargo, espero que en la Secretaría de Hacienda tomen con seriedad la reacción que hubo en Nueva York respecto a la petrolera.
La cuerda se rompe siempre por lo más delgado y Pemex es en este momento, el hilo que necesita reforzarse antes de que vaya a contagiar a las finanzas públicas.