Nunca como ahora se había creado un ambiente tan favorable para concluir la renegociación del TLCAN.
Ayer, el durísimo representante comercial de la Casa Blanca, Robert Lighthizer, señaló que Estados Unidos ve una ruta de convergencia en uno de los temas más conflictivos de la negociación: las reglas de origen en el sector del automóvil.
De acuerdo con fuentes canadienses citadas por The Globe and Mail, el tema central es que Estados Unidos no exigirá que haya un 50 por ciento de contenido específicamente estadounidense, como era su demanda inicial.
Sin embargo, la información que trascendió no deja claro si también cambiará su demanda de que el contenido regional sea de 85 por ciento en lugar del 62.5 por ciento que hoy existe.
La realidad es que ese porcentaje ya es irrelevante.
Aunque no les guste del todo a los productores de automóviles nacionales, la realidad es que el porcentaje de contenido regional –y no estadounidense– ya no es un tema fundamental.
Lo más relevante es que este cambio de actitud, anunciado formalmente ayer por el Representante Comercial, implica un cambio de actitud de Estados Unidos.
El gobierno norteamericano ha mostrado la disposición de quitar de en medio los escollos para que se pueda llegar a un acuerdo.
Hace una semana me preguntaban respecto a las posibilidades de que se llegara a un acuerdo antes de las elecciones del 1 de julio en México, y la realidad es que se veía muy distante.
Las negociaciones del TLCAN comenzaron en agosto de 2017. Y van hasta ahora siete rondas tras más de siete meses de reuniones y seis capítulos cerrados.
La intención es que todos los capítulos que faltan se cierren en el lapso desde ahora y hasta abril o mayo cuando mucho.
La opinión de los técnicos que participan es que no hay problema para completar los capítulos en cuestión de semanas, siempre y cuando haya la voluntad política para llegar a acuerdos.
Mi percepción es que algo pasó en las últimas semanas y que ha cambiado de manera importante la disposición a negociar de Estados Unidos.
Sólo especulo, pero sobre la base de la carta enviada por generales y almirantes la semana pasada, pareciera que el llegar a un acuerdo en la renegociación del TLCAN se convirtió para Estados Unidos en un asunto prioritario.
Ya ni siquiera es imposible que se busque en México una ratificación del Tratado suscrito, antes de que haya una nueva legislatura en Estados Unidos, o que al menos se perfile antes de las elecciones de noviembre.
La razón es que en el escenario de que AMLO gane la elección y el Tratado no esté ratificado en México, podría darse la posibilidad de tener que comenzar de nuevo la renegociación. Y, en ese caso, no hay certeza de que el gobierno de Trump decidiera mejor no salirse del Tratado.
Así que, para los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos, no es imposible que haya el imperativo de buscar todas las vías para llegar a un acuerdo, siempre y cuando Trump pueda alardear antes de noviembre de que se trató de algo benéfico para Estados Unidos.
En los próximos días, o en el extremo en las próximas semanas, podremos ver si se trata de un cambio de fondo en la posición del gobierno de Trump o de un mero vaivén, como ya lo hemos visto en otros momentos.