Morena lo tiene muy claro: no hay mejor villano que los banqueros.
Si quería proponer una iniciativa que recibiera el aplauso generalizado podría haber propuesto bajar los impuestos o algunos de los pagos que se realizan a los bancos.
Como lo primero no es compatible con las propuestas sociales y de inversión que ha venido formulando AMLO, porque las arcas públicas se quedarían sin dinero, la salida natural fue lanzarse en contra de los bancos.
Aunque por la noche, Carlos Urzúa, secretario de Hacienda del próximo gobierno, les enmendó la plana.
Los ingresos de los bancos derivan fundamentalmente de dos conceptos: del margen financiero y de las comisiones.
El margen financiero es el diferencial entre las tasas pagadas a los ahorradores y las que se cobran a los acreditados.
En buena medida, ese diferencial depende de las condiciones de la competencia.
Los bancos bajaron de manera drástica las tasas de interés para créditos automotrices cuando las financieras de las armadoras ofrecían planes a tasas muy bajas.
La competencia por los créditos hipotecarios también condujo a que se redujeran las tasas que los bancos ofrecían a los acreditados.
Las comisiones son los ingresos que reciben los bancos por servicios o conceptos específicos.
La iniciativa presentada por Morena indica que en 2017 se pagaron 108 mil millones de pesos en comisiones. De acuerdo con cifras oficiales, en 2018, los ingresos netos por comisiones fueron en promedio de 7 mil 787 millones de pesos mensuales hasta agosto. Es decir, a escala anual, 93 mil 450 millones de pesos.
Las ganancias bancarias netas promediaron 12 mil 750 millones de pesos o 153 mil millones en escala anual.
Es decir, las comisiones representaron el 61 por ciento de las ganancias bancarias.
Por esa razón, aun sin tener una medición precisa del impacto de la prohibición propuesta por Morena, las acciones bancarias se desplomaron ayer y esto arrastró a una fuerte caída de casi 6 por ciento en el índice de la BMV.
No dudo que los reguladores de la banca tuvieran que ponerle lupa al cobro de determinadas comisiones, analizando con cuidado los beneficios y los impactos. No dudo que haya abusos y que los reguladores tengan que ser más duros.
Sin embargo, pareciera que el timing para hacer la propuesta por parte de los legisladores de Morena fue el peor posible, como les subrayó el equipo de transición.
Apenas se empezaban a restañar las heridas en la relación de los empresarios con el próximo gobierno, con motivo de la cancelación del proyecto del aeropuerto de Texcoco, cuando ya llega otro golpe.
Tras varios días de caídas, el tipo de cambio se fue nuevamente para arriba en cuanto se conoció la iniciativa y llegó a niveles de 20.16 pesos.
Algunos consideraban que la decisión de cancelar Texcoco se había tratado de una medida extraordinaria, que iba a ser excepción y no regla.
La nueva propuesta deja en entredicho esta percepción, pues ni siquiera se trataba de una propuesta emblemática de la campaña de AMLO, como fue en el caso de Texcoco.
Poco a poco vamos a ver que Morena y el gobierno de AMLO forman un conglomerado de fuerzas y posiciones, y que al interior van a hacerse manifiestas fuerzas disímbolas.
Mientras algunos tratan de construir una buena relación con el sector privado, otros quieren obtener la aprobación del presidente electo y traer más respaldo para su fuerza política.
Es una historia que vamos a ver cada vez con más frecuencia.