La pregunta es persistente y reiterada: ¿por qué el dólar no se ha disparado si hay muchas dudas respecto al futuro del TLCAN y las encuestas dan una ventaja tan amplia a AMLO?
Lo primero que hay que aclarar es que el precio del dólar, por lo menos en alguna medida, ya internalizó algunos riesgos.
Apenas el 17 de abril había cerrado operaciones a 18.04 pesos. Ayer quedó en 19.59 pesos. Esto significa una depreciación de 8.6 por ciento en mes y medio. No es poca cosa.
El Índice Dólar de Bloomberg, que pondera la evolución de la moneda norteamericana frente a las principales divisas, se apreció en ese mismo lapso 4.7 por ciento, por lo que casi cuatro puntos del encarecimiento de la moneda norteamericana frente al peso fueron específicamente originados en México.
Pese a esta alza, hay el consenso de que todavía se podría ir más arriba y ante un entorno más negativo, encarecerse más.
¿Cuál es el contexto?
En este momento, la mayor parte de los expertos confía en que de una manera u otra, tendremos un TLCAN renegociado, bajo alguna modalidad, en los siguientes meses.
En los escenarios que pueden anticiparse, la probabilidad de que el gobierno de Trump repudie el Tratado actual está en los niveles más bajos desde que ganó la presidencia de Estados Unidos.
La información, en el sentido de que la canciller Freeland estará hoy en Washington, volvió a generar un signo favorable para un posible acuerdo.
Claro que, si esta percepción cambiara, entonces el dólar sí tendría una nueva presión alcista.
Y, en materia electoral, ¿le pega a nuestra moneda el liderazgo persistente que AMLO tiene en las encuestas?
En este momento, afecta poco y no pareciera que la razón sea por alguna expectativa de que se vaya a dar un vuelco de última hora.
Lo que pareciera dominar entre los inversionistas es una posición más bien expectante y pragmática, que esperaría a que el candidato ganador y su equipo dieran señales de qué es lo que podemos esperar de ellos cuando lleguen al gobierno.
Por lo menos en este momento no hay la sensación de que un gobierno de AMLO fuera a emprender de inmediato acciones que desestabilizaran la economía del país.
Quizás uno de los temas más sensibles es el del proyecto del Nuevo Aeropuerto en la CDMX.
Si se anunciara en julio la cancelación del proyecto y por lo mismo, de los contratos asociados a él, sí podría haber una señal de alarma que se extendiera mucho más allá que el caso del aeropuerto.
Si, en contraste, se anunciara que se va a concursar la concesión del Grupo Aeroportuario de CDMX, y que sea responsabilidad privada la conclusión del proyecto, el pago de los bonos y la operación del aeropuerto actual, una propuesta así se asumiría de manera muy positiva.
Los inversionistas probablemente darían el beneficio de la duda a AMLO y esperarían algunos meses a que hubiera señales más claras para decidir el rumbo de sus inversiones.
Los empresarios en general tampoco parecen haber cancelado proyectos. La inversión bruta fija a febrero (último dato disponible) creció a una tasa anual de 4.9 por ciento (con cifras desestacionalizadas), el mayor crecimiento en 24 meses.
No quiere decir que así siga el resto del año, pero ya desde ese mes teníamos la misma perspectiva electoral que hoy existe y la inversión no pareció verse afectada.
Falta poco más de un mes para la elección, pero por lo pronto, pareciera que el tema electoral no está causando alarma en los mercados.