Perspectiva Bursamétrica

Gas natural vs gasolina: la verdadera dependencia

El columnista opina que no se ve fácil que los inversionistas privados estén dispuestos a tomar el riesgo en proyectos planteados por el nuevo Gobierno.

El próximo Gobierno plantea que por razones de Seguridad Nacional es necesario reducir nuestra dependencia de las importaciones de gasolinas, por lo que se piensa realizar una fuerte inversión de la reconversión de seis refinerías, y la construcción de dos nuevas refinerías partiendo de cero. La primera de ellas en Tabasco.

Actualmente alrededor del 75 por ciento del consumo de gasolina proviene de las importaciones que hacemos desde varios países. Una parte importante de las mismas viene de la coinversión que tenemos con Shell en Plano, Texas.

La inversión en reconversión es indispensable dado que el petróleo que producimos en México (petróleo Maya) tiene alto contenido de azufre; y el agotamiento de Cantarell y de otros pozos que producían el petróleo ligero Istmo y el superligero (Olmeca) de mucho menor contenido de azufre prácticamente se han venido agotado desde hace varios años.

Pero del otro lado de la moneda, a partir de la proliferación de gasoductos, en los últimos años hemos estado incrementado en una tendencia exponencial, tanto el consumo como la importación de gas natural. La CFE ha venido sustituyendo el uso de combustóleo por el consumo de gas natural para la generación de electricidad en sus plantas de ciclo combinado. En diversas zonas económicas la llegada de un gasoducto ha implicado un elemento clave para el desarrollo regional, ya que el acceso a gas natural, en condiciones competitivas se traduce en un importante ahorro de costos que permite producir en forma mucho más eficiente.

En los gaeoductos, desde diciembre de 2012 hasta agosto de 2017, se han añadido 3,392 kilómetros a la red nacional de gasoductos, con un incremento de 29 por ciento respecto a noviembre de 2012 y se han concluido catorce nuevos gasoductos. Al cierre de 2016, la CRE tenía vigentes 57 permisos de transporte de acceso abierto de gas natural por medio de ductos, de los cuales 34 están en operación y 23 en construcción, estos permisos representan una longitud total de 18,994.4 kilómetros. Con respecto a los permisos de distribución de gas natural, al cierre de 2016 la CRE contabilizó 23 con una longitud acumulada de 67,918 kilómetros y una cobertura de 3.3 millones de usuarios distribuidos a lo largo del país.

Hoy en día estamos importando más del 80 por ciento de nuestras necesidades de gas natural, y la gran mayoría proviene de Estados Unidos, particularmente de la producción de gas tipo shale que se produce en la cuenca de Eagle Ford, y de pozos petroleros convencionales de Texas y de aguas profundas del Golfo de México. (gas asociado).

Una de las principales críticas que se hace al planteamiento de la próxima administración de invertir decenas de miles de millones de dólares en refinación, es que en el mundo, el margen de utilidad de la industria de refinación es nula o negativa a nivel global, mientras que el margen en la producción de crudo es todavía muy atractivo.

Si la producción de Pemex de petróleo y gas ha bajado de 3.4 millones de barriles diarios en el 2004 a 2.0 millones, en este año, y en esta actividad hay mucho más margen, suena lógico que lo que se tendría que hacer, por razones de Seguridad Nacional y por el sentimiento nacionalista, sería invertir más en exploración y producción, en petróleo y gas, en lugar de invertir en la refinación.

Si el planteamiento del nuevo Gobierno es que los precios en las gasolinas es de precios fijos que subirán nominalmente para mantenerse constantes en términos reales, no se ve fácil que los inversionistas privados estén dispuestos a tomar el riesgo en estos proyectos. Así que tendrían que hacerse con recursos propios, o con la emisión de deuda, lo que puede generar una reducción en la calificación de la deuda de PEMEX y CFE, y por ende, la pérdida del grado de inversión para nuestra deuda soberana.

En un estudio prospectivo de la Sener, se dice que del total de la demanda nacional de combustibles fósiles en los últimos años, el gas natural representa el 43.7 por ciento con un volumen de 7,618.63 millones de pies cúbicos diarios (mmpcd) y en la última década la demanda incrementó 34 por ciento debido a su mayor uso como combustible para la generación de electricidad mediante tecnología de ciclo combinado. El sector eléctrico demandó 3,878.5 mmpcd, lo que representó un incremento de 2.05 por ciento respecto a 2015, y en los últimos diez años éste sector ha registrado un incremento de 62.3 por ciento.

En 2031 se estima que la demanda de gas natural incremente 26.8 por ciento respecto a 2016, alcanzando un volumen de 9,656.9 mmpcd; la demanda se incrementará en la mayoría de los sectores, a excepción del sector petrolero, la cual disminuirá 24 por ciento respecto a 2016; por el contrario, el sector eléctrico tendrá la mayor participación con 61.6 por ciento de la demanda total, con una demanda de combustibles fósiles de 7,244.2 mmpcd, lo que representará un incremento de 25.6 por ciento respecto a 2016, en este sector el gas natural tendrá un porcentaje de participación de 82 por ciento del consumo total de combustibles en éste sector pasará de 3,965.7 mmpcd en 2016 a 5,947.2 mmpcd en 2031 .

Imaginemos qué pasaría si uno de estos días el presidente Trump decide prohibir la exportación de gas. Que pasaría con toda la industria que depende del suministro del gas, y de la energía eléctrica, que hoy en día requiere de gas como combustible para la generación de electricidad. (Estados Unidos tiene prohibido exportar crudo desde hace décadas)

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