Perspectiva Bursamétrica

Pierde impulso la actividad económica en plena época electoral

La pregunta obligada es si la situación de magro crecimiento pudiera haberse evitado. Ernesto O'Farrill cree que sí

Si se cree en la suerte, vaya que todas las estrellas se han alineado en favor del proyecto de AMLO. Por lo que respecta a la economía, las últimas cifras reportadas por el Inegi sobre la actividad económica para abril son un factor adicional que favorece a cualquier candidato de la oposición.

El reporte del IGAE de abril pasado muestra una contracción en la actividad de -0.6 por ciento mensual con datos desestacionalizados, con caídas en los tres sectores: el primario cae 1.7 por ciento, el industrial 0.4 por ciento y los servicios 0.5 por ciento mensual. Si lo traducimos a variaciones anuales, el crecimiento del IGAE es de 1.4 por ciento anual, y dentro del mismo, el campo crece 4.2 por ciento, la industria apenas 0.2 por ciento y los servicios 2.0 por ciento anual.

Normalmente en los años de elecciones, los gobiernos en turno buscan elevar la actividad económica en la etapa electoral para favorecer a su candidato. Así, vimos en abril de 1994 que el IGAE creció 1.45 por ciento mensual, o 6.51 por ciento anual; o en el 2000, creciendo 0.87 por ciento mensual y 3.60 por ciento anual; en 2006, con 0.97 por ciento mensual y 4.68 por ciento anual. Y en 2012 subiendo 0.38 por ciento mensual y 5.03 por ciento anual. Hacemos referencia a los meses de abril, porque usualmente son los últimos datos conocidos antes de las elecciones que normalmente se realizan en los primeros días de julio.

Para poner en contexto estas últimas cifras de abril pasado, déjeme decirle que los datos originales no son malos a primera vista. El IGAE creció 4.5 por ciento anual, el campo se incrementa en 3.9 por ciento, la industria observó 3.8 por ciento y los servicios 4.9 por ciento anual. Pero resulta que el cambio de mes de la Semana Santa de un año a otro nos da más días hábiles este año, respecto al anterior, por lo que las cifras originales que deberíamos haber visto deberían ser mayores que las reportadas.

En los meses en donde cae la Semana Santa el comercio se beneficia por tener mayores días inhábiles, mientras que el resto de la economía se ve afectada por los días feriados. Lo contrario sucede cuando en el mes en cuestión no se tuvo la Semana Mayor en ese año. El comercio se ve desfavorecido, pero el resto de la economía se ve beneficiado en la estadística de los datos originales. El diagnóstico es totalmente distinto cuando se analizan las cifras desestacionalizadas.

Nuestra estimación que publicamos el 30 de mayo, en el reporte de nuestro indicador IBAM, que tiene una correlación con el IGAE de 99.5 por ciento, era de un incremento de 2.3 por ciento anual. Veíamos una contracción de 0.20 por ciento mensual en lugar del -0.6 por ciento reportado. Sí nos sorprende ver una contracción mensual en los tres sectores.

En particular la caída del sector servicios en donde el comercio es un ingrediente importante. Si el empleo formal según los datos del IMSS es superior a 4.0 por ciento anual, y el flujo de las remesas familiares crece al 17 por ciento, con el incremento del tipo de cambio implica una transferencia de capacidad adquisitiva de 25 por ciento aproximado en términos reales.

La industria debiera estar creciendo más al igual que el campo, ante el buen desempeño de la economía estadounidense y la mayor ventaja competitiva por la devaluación del peso.

Estos datos nos están llevando a revisar a la baja nuestros pronósticos de crecimiento para el PIB del trimestre, de 2.2 por ciento a 1.3 por ciento anual. Y los del PIB anual de 2.3 por ciento a 2.0 por ciento anual. No vemos cómo se pueda salir de esta desaceleración, ante la incertidumbre en torno al TLCAN y el ruido de las elecciones.

La pregunta obligada es si esta situación de magro crecimiento pudiera haberse evitado. Nosotros creemos que sí. Pero si tienes un régimen fiscal tan descompetitivo y adverso a la inversión y al empleo; si el gobierno se queda dormido y no impulsa proyectos de inversión en infraestructura, en salud, en telecomunicaciones, o en energía, que pudieran haberse financiado con recursos privados con los vehículos que ya existen, aprovechando los enormes recursos financieros que se tienen entre los inversionistas institucionales nacionales y extranjeros; si el clima de inseguridad crece en forma tan alarmante, si no se establece un Estado de derecho efectivo; y si se tiene un sistema financiero sobreregulado, subutilizado y poco desarrollado, va a ser muy difícil salir de este círculo vicioso de estancamiento. Si todo esto nos sucede con los que saben gobernar, ¿como nos irá más adelante?

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