Perspectiva Bursamétrica

Una nueva era en el mercado de valores de México

El columnista dice que una nueva bolsa representa una oportunidad de oro para detonar el desarrollo acelerado de nuestro mercado de valores.

El pasado 25 de julio se llevó a cabo la ceremonia de arranque de una nueva bolsa, BIVA. Una nueva bolsa de valores que competirá con la Bolsa Mexicana de Valores. Un proyecto que requirió de cinco años de esfuerzos por parte de sus desarrolladores, de las autoridades reguladoras y de todo el gremio bursátil en su conjunto; con una inversión de más de mil millones de pesos efectuada por los socios de BIVA, más la inversión que han tenido que hacer el Grupo Bolsa y las Casas de Bolsa para poder conectarse a ambas bolsas.

Mucha gente se pregunta si tiene sentido el lanzar una segunda bolsa, si el mercado de valores con el que contamos en México está claramente subdesarrollado. Sólo se tienen 141 emisoras listadas, en el mercado de acciones, con un valor de capitalización de apenas 40 por ciento del PIB, con alrededor de 160 emisoras corporativas de deuda, más 127 emisores de deuda no corporativos como gobiernos de estados, municipios entidades gubernamentales y fideicomisos, con un total de 287 emisiones de deuda. 83 CKD's (Certificados de Capital de Desarrollo), 16 Fibras y un fideicomiso hipotecario y dos SPACS (Special Purpose Acquisition Company), Empresa de Adquisición con Propósito Especial.

En cuanto a intermediarios, sólo contamos con 33 casas de bolsa, de servicio completo y dos intermediarios de deuda. De éstas, 10 funcionan realmente como casas de bolsa, el resto, son libros de grupos financieros bancarios que sólo las utilizan cuando por cuestiones regulatorias les conviene pasar operaciones por ahí. La custodia total de las casas de bolsa al cierre del año pasado sumó 25 billones de pesos, de los cuales 14 billones representan títulos del mercado de capitales (que incluyen CKD's, GFibras, Warrants Tracks y acciones) y 10 billones representan valores de deuda. El total de clientes que manejan las casas de bolsa suman apenas 236 mil contratos, para una población total de 120 millones de personas (ni siquiera 0.2 por ciento de la población).

A todas luces, el tamaño de nuestro mercado no corresponde con el tamaño de nuestra economía ni con el tamaño de la población. En cuarenta años laborando en el mercado, me atrevería a afirmar que la falta de visión de las autoridades, que siempre han privilegiado al sistema bancario y a las instituciones extranjeras antes que a las nacionales, obstaculizando el desarrollo del mercado en lugar de empujarlo, y el hecho de que los principales dueños de la bolsa han sido comúnmente los grupos financieros bancarios más grandes a quienes nunca les ha interesado desarrollar el mercado, son dos de las causas principales de este subdesarrollo.

También tenemos una mentalidad muy arraigada de estructura familiar en las empresas, a quienes les interesa más evadir al fisco que el valor potencial de mercado de sus negocios. El problema viene cuando llegan las nuevas generaciones y los negocios se destruyen por los pleitos familiares.

Agreguémosle a este menú de obstáculos la ausencia de una cultura financiera y de ahorro entre la sociedad en general, la inseguridad y la preferencia de los que tienen recursos a invertir afuera.

Por otro lado, tenemos ya desarrollada una plataforma muy importante de inversionistas institucionales que crece constantemente, como la captación de ahorro obligatorio de las Afore que representan más de 15 por ciento del PIB, las reservas de las compañías de seguros, las sociedades de inversión que tienen recursos equivalentes a 10 por ciento del PIB, las cajas de ahorro de los sindicatos, otros fondos de pensiones, una industria pujante de fondos de capital privado, y otra de asesores de inversión independientes, las family offices, inversionistas que en su conjunto se han venido sofisticando y profesionalizando en el manejo de las inversiones. El crédito de la banca comercial a las empresas sigue siendo raquítico en relación al tamaño de la economía y muy caro. Inaccesible para la mayoría de las empresas. (2.4 billones equivalentes a 11 por ciento PIB.)

El desarrollo de los vehículos apropiados para la canalización del ahorro hacia la inversión productiva y en infraestructura ha tenido una tenencia acelerada. Hoy contamos con los CKD's, las Fibras inmobiliarias, las de infraestructura, hasta una Fibra educativa, las SPAC. También contamos con un mercado de derivados (el Mexder) y una serie de instituciones y organismos auxiliares que permiten que el mercado pueda funcionar con eficiencia. El Indeval, la Central de Valores, Asigna, los proveedores independientes de precios, las calificadoras de valores, las valuadoras de sociedades de inversión, las empresas de análisis independientes, los brokers electrónicos interbancarios y los brokers entre tesorerías y mesas, las operadoras de sociedades de inversión. El mercado de valores de México cuenta realmente con una plataforma robusta para poder crecer.

Una nueva bolsa representa una oportunidad de oro para detonar el desarrollo acelerado de nuestro mercado de valores.

De entrada, la Bolsa Mexicana de Valores ha reaccionado a la entrada de la competencia y ha estado mejorando significativamente su tecnología, su información y sus servicios. Hoy en día se cuestiona la fórmula en que se está sustentando la viabilidad de esta nueva Bolsa, con un subsidio gremial obligatorio.

Seguramente el esquema podrá ser mucho más competitivo cuando la nueva Bolsa haya encontrado su nicho de mercado.

Lo importante para el país es encontrar lo que se tiene que hacer para que el mercado crezca.

Más emisores y más inversionistas. Hace 40 años teníamos mucho más emisoras y más clientes con tan sólo 17 casas de bolsa.

La democratización del capital es la vía más efectiva para una mejor distribución del ingreso. El desarrollo económico depende en gran parte del desarrollo del mercado financiero.

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