Leer es poder

Frenar a Morena

Morena ha amplificado los errores del pasado. Ha vuelto más sofisticado el control social. Por estrategia política convirtió a los que menos tienen en sus aliados.

Hago cola. Detrás de mí una señora mayor habla por teléfono. Comenta que recibió doce mil pesos por el adelanto de “los pagos de López Obrador”. Pregunta a su interlocutora si ya cobró su dinero. Le informa que ella votará por Claudia, porque “los otros” quitarán los apoyos sociales.

Como no puede recibir ese apoyo en tiempo de campañas le adelantaron sus recursos. Es muy probable que esta señora no recibiera antes, de ningún gobierno, un apoyo semejante. Su voto será para quien le da ahora ese dinero. Se trata de una transa electoral. Dinero por votos. Cabe decir que tanto el PRI como el PAN repartieron también dinero a través de programas sociales en tiempos electorales.

López Obrador hace lo que antes hacía el PRI, de una forma más acabada. Lo explica con claridad en un video que puede verse en YouTube: “El procedimiento consiste en utilizar el presupuesto público. Ellos [el PRI] apuestan mucho a derramar recursos para crear un ambiente artificial de prosperidad. Utilizan recursos para dar ayuda personalizada y obtener los votos. Esa es la esencia de la nueva estrategia del PRI y el gobierno. Al grado que si el PRI no utiliza el presupuesto público no ganaría en la mayoría de las elecciones”

No es algo ilegal. Está incluso en la Constitución. La oposición ha dejado claro que si ellos gobiernan seguirán los programas sociales, e incluso los incrementarán. Ojo: si tus adversarios son los mejores promotores de tus programas, ya ganaste la elección.

La oposición tuvo cinco largos años para diseñar una campaña con programas atractivos, con lemas pegajosos, con nuevos actores políticos. No lo hizo. Tenía planeada una campaña con los mismos de siempre. Afortunadamente para ellos apareció Xóchitl. Candidata de izquierda, de pasado indígena, fresca e inteligente. Pero es demasiado el peso del pasado del PRI y del PAN.

Terminada la desastrosa elección de 2018, ¿la oposición hizo un recuento de los daños? La autocrítica estuvo ausente. Anaya huyó del país. Desconoce la oposición la buena costumbre de escribir libros para narrar la derrota para que no se vuelva a repetir. Meade intentó levantar la cabeza (hizo cuentas en una servilleta demostrando la tontería de cancelar el NAIM), pero de inmediato fue llamado a Palacio Nacional, donde le mostraron las razones por las que debía quedarse callado. Los presidentes de los partidos derrotados nunca pensaron en renunciar a su puesto. Pudo más en ellos el ánimo de seguir enriqueciéndose y acumulando poder político dentro de sus partidos.

¿Qué tanto del poder de López Obrador proviene de sus ocurrencias y proyectos y qué tanto se debe a la absoluta anemia de sus adversarios? El ascenso del poder populista coincidió con la quiebra de los partidos tradicionales, por corruptos e ineficientes.

En estos años Morena ha demostrado que puede ser tan corrupto como el PRIAN. Tan ineficiente como los gobiernos emanados de esos partidos. La contienda electoral actual no es la lucha de los malos de Morena contra los buenos del PRIAN. Es la lucha de los malos de Morena contra los impresentables del PRI y el PAN. ¿Debe ganar la oposición para que Alito siga haciendo de las suyas? ¿Debe ganar la oposición para que Marko Cortés siga derrochando su mediocridad?

La pregunta merece una reflexión seria. ¿Merece la oposición que agrupa el PRI, al PAN y al PRD ganar la elección? ¿Cuáles son sus méritos? Frenar a Morena. ¿Frenar a Morena por el daño institucional al país o para quitarlos y subir ellos al poder? No reconozco, por más que me esfuerzo, ningún mérito ciudadano en ninguno de los miembros de la oposición, ningún logro real como gobernante, ninguna idea que conmueva a la sociedad.

La crítica más fuerte que se le puede hacer a Morena es que nos han regresado a los tiempos del PRI. A los tiempos autoritarios de la dictadura perfecta. A los tiempos de supeditación de los poderes Judicial y Legislativo al Ejecutivo. A los tiempos de la corrupción institucional. Al tiempo del más puro clientelismo. ¿Con qué cara puede la oposición criticar un modelo que ellos mismos construyeron?

Primero los pobres. Abrazos, no balazos. No más corrupción. Con estas ideas llegó Morena al poder. ¿Cuál es la contraoferta de la oposición? Durante el gobierno de Morena 5 millones de mexicanos salieron de la pobreza. Si viven en la pobreza 50 millones de mexicanos esto benefició al 10 por ciento. Muy poco para lo que necesita el país, se le puede reprochar al gobierno. Pero no debemos perder de vista que esos 50 millones de pobres son obra de los gobiernos anteriores. Que la corrupción y el autoritarismo vienen de atrás.

Morena ha amplificado los errores del pasado. Ha vuelto más sofisticado el control social. Por estrategia política convirtió a los que menos tienen en sus aliados. Pero la oposición no ha podido, para contrarrestar esto, crear un discurso poderoso.

“Ah, los bellos tiempos”, suspira una señora en un cuento de Samuel Beckett sumida hasta el cuello en la basura.

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