Fernando Lopez Macari

Perspectivas económicas ante el nuevo sexenio

Fernando López Macari plantea los nuevos retos y posibles escenarios económicos que tendrá que enfrentar la siguiente administración, entre ellos las reformas estructurales implementadas por Peña Nieto.

El 1 de diciembre México inaugura un nuevo gobierno. Se trata de un cambio trascendental para la vida del país, tras la competida e inédita elección del primer domingo de julio. Como es sabido, la coalición 'Juntos Haremos Historia', encabezada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se llevó la Presidencia de la República, la mayoría del Senado y de la Cámara de Diputados.

Dicho escenario genera muchas interrogantes de la población, así como de diversos actores sociales, políticos y económicos, entre ellos nuestros socios comerciales, sobre el futuro del país y en especial, de la economía nacional en el sexenio 2018-2024. Si bien aún es muy pronto para tener respuestas, vale la pena una lectura analítica de lo que es hoy nuestro entorno nacional y globalizado.

Para empezar, en el plano internacional las perspectivas de crecimiento del Fondo Monetario Internacional son razonablemente optimistas para este año, estimando poco más de 2 por ciento en los países avanzados, hasta 5 por ciento promedio para las economías emergentes.

En el plano nacional, no son pocos los desafíos que enfrentamos. Con base en datos de la Secretaría de Hacienda, los ingresos tributarios —como porcentaje del PIB— pasaron de 8.3 por ciento en 2012 a 13.2 por ciento en 2017 y se espera que sigan creciendo; esto, mientras los ingresos petroleros pierden cada vez más relevancia: de ser 39.4 por ciento de los ingresos presupuestarios en 2012, se redujeron a 17.1 por ciento en 2017.

Por otra parte, no deben pasar desapercibidos los factores que impactan al gasto público. Destaca el rubro de pensiones y jubilaciones, que en 2012 registraba niveles de 2.5 por ciento y en 2017 llegó a 3.2 por ciento. Es sabido que al ir envejeciendo la población, las finanzas públicas se ven fuertemente presionadas por estos compromisos, por lo que éste será un rubro de gran relevancia para la siguiente administración.

Bajo este contexto, el IMEF dio a conocer los resultados de su Encuesta de Perspectivas Económicas de julio, destacándose el crecimiento de 2.3 por ciento para 2018, con una inflación anual de 4.20 por ciento y un tipo de cambio de 19.50 pesos por dólar, mientras que ubica al déficit de cuenta corriente en 2 por ciento del PIB.

Especial atención merecen los riesgos latentes para nuestro aparato productivo y sistema financiero. Habremos de estar pendientes de una serie de factores internos y externos que incidirán en nuestra economía: la normalización de la política monetaria en las economías avanzadas, la falta de contrapesos en el Poder Legislativo, el financiamiento de las políticas sociales del nuevo gobierno a partir del 1 de diciembre, así como las acciones proteccionistas de la administración de Donald Trump, sin olvidarnos del proceso de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Un importante legado del gobierno de Enrique Peña Nieto, son las llamadas reformas estructurales, cambios ambiciosos que han dado nueva cara al país y que al menos tres de ellas deberán ser evaluadas por el gobierno entrante a efecto de marcar su futuro. La primera es la de telecomunicaciones, sector clave para el desarrollo económico y social, que de acuerdo con datos oficiales, permitió una reducción de 42.6 por ciento en las tarifas de telefonía móvil, con el consiguiente beneficio para empresas y personas. Otra reforma clave fue la energética. Algunos números proporcionados por la Secretaría de Hacienda, y que son pertinentes para comprender su trascendencia, son: hay registrados 181 mil millones de dólares de inversión esperada, de los cuales 156 mil millones provienen de contratos de las rondas, así como asociaciones y migraciones de Pemex.

Finalmente, la reforma fiscal de 2014 que, si bien no alcanzaría el calificativo de reforma estructural, ha dado altos ingresos a la Federación e incrementó el padrón de contribuyentes. En 2012 eran 38 millones y en 2017 se contabilizaron 64.7 millones.

Sin duda alguna hay avances innegables y tenemos a la vuelta de la esquina grandes retos. El país tiene la posibilidad de seguir la ruta de las transformaciones para lo cual requiere el esfuerzo y el talento de su gente e instituciones. Las transformaciones, debidamente orientadas, se traducirían en beneficio para la sociedad.

Es hora de sumar esfuerzos, iniciativa privada, servidores públicos, academia y demás instituciones debemos trabajar conjuntamente para construir el país que queremos y merecemos. El IMEF se suma a esta tarea y reitera a todos los actores políticos que han sido electos su total compromiso por México.

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