Una nueva ola de alta incertidumbre azota a los mercados financieros internacionales. En las últimas semanas, la salida de capitales de mercados emergentes ya ha provocado que el Banco Central de Brasil tuviera que parar su ciclo de baja de la tasa Selic, que la autoridad monetaria de Indonesia haya aumentado su tasa de referencia de manera inesperada y que Argentina haya tenido que pedir apoyo al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Como he comentado desde hace algunos meses, los participantes de los mercados financieros globales han estado preocupados por la posibilidad de que el mundo observe una desaceleración económica en un par de años y que existen riesgos importantes que pueden hacer que este momento ocurra antes ('¿Recesión a la vista?', 21 de noviembre, 2017). Esta preocupación emerge, por un lado, de que las fases de expansión de la economía global han durado cinco años en promedio, desde 1960 a la fecha y que hoy por hoy ya nos encontramos en el noveno año de expansión desde la crisis económico-financiera global de 2008-2009. Por otro lado, la preocupación se exacerba al observar que durante esta fase de expansión no se ha incrementado significativamente la inversión de las empresas en capital (Capex). Este último aspecto puede dar señales de que ciertos sectores de la economía podrían agotarse, como ha ocurrido muchas veces cuando se experimenta una fase de desaceleración.
Desafortunadamente existen varios riesgos que han ido escalando y en su mayoría tienen que ver con la posibilidad de que aumenten las presiones inflacionarias, particularmente en Estados Unidos (EU). Así, éstos pueden propiciar que el Banco de la Reserva Federal de EU (Fed) tenga que acelerar su ciclo de alza de tasas de interés y que esto pueda descarrilar la fase de expansión económica global.
Históricamente, cada vez que el Fed ha iniciado un ciclo de alza de tasas de interés varios países emergentes han entrado en crisis. En esta ocasión, afortunadamente, el Fed ha podido instrumentar su ciclo de alza de tasas con gradualidad, a diferencia del pasado en donde subía tasas en las ocho reuniones que sostenía al año.
No obstante lo anterior, los mercados han estado poniendo mucha atención a tres riesgos —en su mayoría geopolíticos— que podrían terminar con dicha gradualidad: (1) Aumento de precios de las materias primas (commodities). En particular, el precio del petróleo ha estado impulsado recientemente por la ruptura de EU con el pacto nuclear con Irán; (2) las políticas proteccionistas del presidente de EU, Trump, queriendo imponer aranceles y tarifas a productos provenientes de varios países, particularmente de China, que podrían crear presiones inflacionarias en Estados Unidos; (3) instrumentación de la reforma tributaria en EU que, entre otras cosas, disminuyó la tasa de Impuesto sobre la Renta (ISR), principalmente a las empresas. Esta reforma disminuyó de facto la recaudación de impuestos, por lo que al no ajustar el gasto público, no sólo es irresponsable desde el punto de vista de finanzas públicas, sino que al hacerlo en un momento en el que la economía se encuentra en 'pleno empleo' puede poner en riesgo la estabilidad de precios ('Consecuencias económicas de la reforma fiscal de Estados Unidos', 26 de diciembre, 2017).
Asimismo, el aumento de la emisión de Bonos del Tesoro de EU (Treasuries) para cubrir el aumento en el déficit público, en un momento en el que la mayoría de los bancos centrales de economías avanzadas están disminuyendo la demanda por estos bonos en el margen, está provocando que los precios de los Treasuries estén bajando y por lo tanto que las tasas de rendimiento estén aumentando. En este sentido, los rendimientos de los Treasuries con vencimiento a 10 años han cruzado la frontera 'psicológica' de 3.0 por ciento y éste ha sido de los factores que recientemente ha provocado los flujos de salida de capital de países emergentes.
En México, a pesar de que el peso ha perdido terreno frente al dólar de EU en este episodio de volatilidad, no ha sobrevenido una crisis como la que está viviendo Argentina. Cabe resaltar que esto ha ocurrido a pesar de que en México estamos frente a un proceso muy duro de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de que nos encontramos cerca de un procedimiento electoral importante. Así de importante es la estabilidad macroeconómica que hemos construido en nuestro país.