Ya nadie puede dudar de la importancia de la industria turística en la economía nacional, la cual aporta casi 9.0 por ciento del Producto Interno Bruto y es una de las principales fuentes de divisas y genera millones de empleos.
Pero cuando se piensa en turismo, vienen a la mente las imágenes de hoteles, marinas, campos de golf, comida no cotidiana y extranjeros disfrutando de nuestra naturaleza y cultura.
También pensamos en que se necesitan empresarios que inviertan en todo eso y un gobierno que construya las carreteras, aeropuertos y demás infraestructura necesaria. Pero poco se piensa en la gente que vive en los destinos turísticos, aunque se diga que ellos son los beneficiados con la creación de empleos.
En esta materia, México estableció políticas públicas prácticamente a finales de los años 60, con el diseño de Cancún, Ixtapa, Los Cabos, Loreto y Huatulco, a los que denominó Centros Integralmente Planeados, lugares que fueron elegidos por dos requerimientos básicos: que fueran zonas con baja densidad de población y donde predominara la pobreza, para crear ahí polos de desarrollo.
A casi medio siglo de distancia, este plan rindió sus frutos, hoy México es una potencia turística mundial, pero sigue teniendo un gran pendiente: lograr que la gente local realmente disfrute de una manera justa de esa bonanza y no sólo reciba las migajas.
Esta idea va tomando forma y permeando, de manera que pueda tornarse en acciones concretas en el futuro a corto plazo. Porque, al menos en el discurso de campaña, estuvo presente en los planteamientos de la mayoría de los candidatos presidenciales que se presentaron en el Foro Nacional de Turismo que se realizó hace unas semanas. Coincidieron en que lujo y pobreza ya no deben convivir en los centros turísticos del país.
Aunque criticado por algunos lectores, también hay que tomar en cuenta el programa que recientemente anunció el presidente de Vidanta, Daniel Chávez, para incrementar la productividad y capacitación de sus 17 mil empleados y así lograr un incremento de 50 por ciento de sus salarios en un plazo de tres años.
Por esto es que en una acto de campaña de Claudia Sheinbaum, candidata de la izquierda a la jefatura de la Ciudad de México, dedicado al turismo y celebrado esta semana, Miguel Torruco centró su discurso en este punto.
El que será secretario de turismo federal si Andrés Manuel López Obrador gana las elecciones presidenciales, explicó que si bien es cierto que se han logrado importantes avances en este sector, sobre todo en inversión, infraestructura, divisas y empleos, todavía hay un largo camino por recorrer para que el turismo sea aprovechado a su máxima capacidad y se convierta en un real detonador económico y una herramienta de reconciliación social.
"Es fundamental propiciar un desarrollo integral, incluyente y equitativo para los habitantes de las zonas turísticas, mediante la incorporación de acciones de política social como salud, educación, vivienda e infraestructura básica de servicios, que proporcionen mejores niveles de satisfacción y bienestar. De lo contrario, la desvinculación del sector turismo con la política social seguirá provocando la convivencia entre paraísos turísticos e infiernos de marginación; es decir: entre la opulencia y la miseria.
"Por tanto, no se trata del crecimiento del turismo por sí mismo, sino del beneficio de todos aquellos involucrados en la industria turística y la población en general", expuso.
En su plan de gobierno, Torruco implementaría a nivel nacional los programas que resultaron exitosos al aplicarlos en la capital del país cuando fue secretario de Turismo, como el de Operación Toca Puertas, para atraer más turistas y diversificar los mercados emisores; y el de Reencuentro con mis Raíces, dirigido a los mexicano-estadounidenses que viven en la Unión Americana.
Según afirmó el empresario, ambos programas propiciaron la apertura de 23 vuelos directos del extranjero a la CDMX en un lapso de cuatro años, con lo que se posicionó en el segundo lugar nacional en turismo de internación, únicamente superada por Cancún.
Otro de estos programas es el Disfruta Ciudad de México, enfocado al turismo doméstico que, dijo, representa 80 por ciento de la ocupación hotelera del país, e incluye el diseño de paquetes turísticos con descuentos atractivos. "Es el mismo programa que el gobierno federal replicó exitosamente hace dos años con el nombre de Viajemos Todos por México, aseguró Torruco.
Así, erradicar la pobreza de los centros turísticos es un pendiente que ya no se puede ignorar. Esperemos que gobierno y empresarios comiencen ya a saldar esta deuda que no debe continuar.